Publicado en el diario La República el 13 de julio de 2007
El autor de un artículo publicado en “La Tarde” de Pereira repite una cantaleta que recitó en el Congreso de la República durante los debates al proyecto de ley del TLC.
Con el ejemplo del maíz y las tortillas, el autor pretende demostrar que el Nafta fue un desastre para la agricultura mexicana y que eso mismo ocurrirá en Colombia. Señala que las importaciones de maíz desde los Estados Unidos superaron las 58 millones de toneladas entre 1995 y 2006, mientras el área sembrada se redujo de 9.5 millones de hectáreas a 8.5 millones. Como consecuencia, la tortilla de maíz se ha vuelto muy costosa (el precio se incrementó en 738% en los 12 años), haciendo más oneroso a los mexicanos el consumo de proteínas, calorías, fibra y calcio. Curiosamente se le olvidó mencionar que la producción acumulada en ese periodo ascendió a 231 millones de toneladas y que su crecimiento fue 2% anual, reflejando aumentos en productividad.
Estos argumentos sólo demuestran una cosa: el desconocimiento de la realidad mexicana post-TLC, pues las cifras oficiales desmienten los argumentos no sólo del autor en cuestión, sino de todos aquellos que los usan como oposición a las negociaciones comerciales.
Los economistas mexicanos Dixia Vega y Pablo Ramírez señalan que “el primer problema en la cadena del maíz se manifiesta a finales de los años 60 y principios de los 70 y consiste en un estancamiento de la producción que afecta el suministro para cubrir la demanda doméstica y que obliga a realizar importaciones significativas del grano. Las primeras importaciones significativas de maíz comienzan en los años 70”. La tendencia creciente de las importaciones se mantuvo en las décadas siguientes a pesar de las políticas de fomento al cultivo.
La Secretaría de Agricultura de México (Sagarpa) publicó este año un documento en el cual indica que la producción de maíz en 2006 fue de 22 millones de toneladas; en 2005 el 92.9% correspondió a maíz blanco, el 6.9% a maíz amarillo y el resto a otras variedades. Sagarpa afirma que “la producción nacional de maíz blanco cubre de manera satisfactoria la demanda de este grano. En varios estados de la República el cultivo se constituye en el sustento directo de millones de personas, tan es así que al consumo humano de maíz blanco se destina más del 50% de la producción nacional, el cual se ingiere en forma de tortilla”. Adicionalmente, señala que “de la demanda total del sector pecuario, el 15% corresponde a maíz blanco (2.1 millones de toneladas) y el 85% a maíz amarillo (11.6 millones de toneladas), el cual en su mayor parte es importado”. Con relación a las importaciones, en 2006 fueron de 7.3 millones de toneladas de maíz amarillo y 0.25 millones de maíz blanco.
Los precios de la tortilla simplemente reflejan lo que sucede con precios sustentados ficticiamente: generan problemas cuando tienen que ser ajustados a la realidad del mercado. Según Sagarpa, “El índice de precios de la tortilla de maíz observó importantes aumentos en los años 1997, 1998 y 1999… Estas variaciones se explican por la eliminación de subsidios a la tortilla, la cual tuvo lugar a finales de los años noventa”. La situación reciente está vinculada al crecimiento de los precios internacionales del maíz por la mayor demanda para la producción de etanol.
En síntesis, Nafta poco y nada tiene que ver con el precio de la tortilla y es artificiosa la pretensión de derivar de ese ejemplo conclusiones sobre el impacto del TLC en la agricultura colombiana.
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