Publicado en Portafolio el 19 de diciembre de 2025
Según Alexander Stubb, presidente de Finlandia, “el mundo ha cambiado en los últimos cuatro años más que en los 30 anteriores”. Esos cambios llegaron acompañados de numerosos problemas simultáneos que generaron un escenario de “policrisis” (Adam Tooze) o “permacrisis” (Brown, El-Erian y Spence).
Hoy tenemos un mundo con guerras entre países, civiles, comercial, y tecnológica; xenofobia y conflictos migratorios; debilitamiento de la democracia y fortalecimiento del populismo; tensiones geopolíticas (China-EEUU; China-Taiwán; Irán-Israel); deterioro del multilateralismo; riesgo de crisis fiscales en economías desarrolladas; persistentes presiones inflacionarias; aumento de los desastres naturales; y fragmentación de la globalización, entre otros.
Las repercusiones de este escenario se reflejan en el Índice de Incertidumbre Política Mundial del FMI, basado en informes de la Unidad de Inteligencia de The Economist de 71 países. Los “importantes cambios de política de este año” aumentaron “las incógnitas sobre el futuro” (Ahir, Bloom y Furceri) y ocasionaron un impresionante incremento del índice en 2025.
El gran problema es que la mayoría de estas crisis no las soluciona un solo país; por tener impacto global, demandan acciones coordinadas, pero no hay un liderazgo capaz de conducir a soluciones efectivas. Por el contrario, el retiro de EEUU del Acuerdo del Paris y de la Organización Mundial de la Salud y el bloqueo de la operación de la Organización Mundial de Comercio hacen más compleja la situación.
Un solo ejemplo permite colegir los profundos impactos de la policrisis. Hay un riesgo de crisis fiscal en las economías desarrolladas por el excesivo crecimiento de la deuda. Kenneth Rogoff destaca que en 2024 el pago de intereses de EEUU ascendió a USD 880 mil millones, un monto superior al gasto de defensa (USD 850 mil millones, que es el más alto del mundo). La sostenibilidad fiscal requiere de drásticos ajustes del gasto y el trámite de reformas tributarias para incrementar los ingresos, lo que resulta complicado en escenarios de creciente populismo.
Dos indicadores revelan los riesgos que perciben los inversionistas y las autoridades monetarias: el aumento de las tasas de interés de los bonos de largo plazo a pesar de las reducciones de las tasas de política monetaria y el incremento de la demanda mundial de oro, incluyendo las mayores tenencias por parte de los bancos centrales. No hay que especular mucho sobre los desastres que ocasionaría una crisis de los bonos soberanos; la experiencia de algunos países europeos es muy clara.
Un análisis cuidadoso evidencia que la policrisis o permacrisis tiene impactos económicos, políticos y sociales sobre Colombia y, por tal razón, debería ocupar un lugar prioritario en la agenda del gobierno y en las propuestas de los candidatos a la presidencia. ¿Será posible trascender la polarización interna y externa?
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