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¿Nepal de Suramérica?

jueves, 17 de mayo de 2012
Publicado en el diario La República el 10 de mayo de 2012

Un informe reciente de Anif analizó las características de las exportaciones colombianas. Razón le cabe en varios de sus argumentos; en otros no tanto.

Tiene razón cuando señala que Colombia es una economía relativamente cerrada. El tema forma parte de las presentaciones del Ministro de Comercio, Industria y Turismo en diversos foros y sus archivos están disponibles para todos los ciudadanos en la página www.mincomercio.gov.co.

El Ministro comenta en sus conferencias que, de acuerdo con el último Global Competitiveness Report del World Economic Forum, Colombia se clasifica en el puesto 110 entre 149 países en la variable de prevalencia de barreras al comercio, (Brasil es el 109). De igual forma presenta los coeficientes de exportaciones e importaciones a PIB, con los puestos 131 y 138, respectivamente.

Estos indicadores reflejan la reacción de los rentistas del proteccionismo frente a la apertura económica, como lo han enunciado varios analistas (por ejemplo, Hommes “Política, comercio y geopolítica”; El Tiempo, 30-10-2009). Y una secuela obvia de esa conducta es el bajo nivel de las exportaciones per cápita.

Otras características de las exportaciones colombianas, señaladas por Anif, son la alta participación de las “exportaciones tradicionales de commodities” y la pérdida del esfuerzo “diversificador”. Lo que es discutible es no tener en cuenta el entorno mundial e insinuar que la involución de la estructura exportadora obedece a la falta de acción gubernamental (“funcionarios públicos… que prometen que ya pronto triplicaremos las exportaciones no tradicionales”; una desindustrialización que “no parece preocuparle a nadie”).

La involución comentada, esto es, el mayor peso relativo de los “commodities” en las exportaciones, proviene básicamente de la presión alcista de sus precios en los mercados internacionales. El índice de Herfindhal Hirschman mejoró entre 2000 y 2007, pero el comportamiento de los precios revirtió la tendencia y hoy está en el nivel más alto de las últimas décadas. Este no es un fenómeno exclusivo de Colombia, sino que afecta a todos los países exportadores de bienes básicos.

Aun cuando el informe comentado compara a Colombia con otros países de la región para reafirmar que estamos mal, no evalúa qué está ocurriendo con la estructura de sus exportaciones. Pues bien; las estadísticas oficiales revelan que en Chile las exportaciones mineras y las de productos agropecuarios y pesqueros pasaron del 50% del total en 2003, al 67% en los primeros cuatro meses de 2012: ¡escasos 3 puntos por debajo del 70% que representan en nuestro caso!

Y en Brasil los bienes básicos que eran el 37% del total de las exportaciones en 2008, aumentaron al 48% en 2011. Entre tanto, las manufacturas bajaron del 47% a 36% en el mismo periodo y todavía están por debajo del nivel precrisis, en un país que “sí parece preocuparse” por el peso de la industria en el PIB.

Con relación a la industria colombiana, no se puede olvidar que la caída de sus exportaciones obedeció a un doble choque: la crisis mundial y el cierre del mercado venezolano al que iba el 39% de estos bienes. Aun cuando hoy no ha recuperado el nivel precrisis, se ha realizado un gran esfuerzo de diversificación de mercados; el valor exportado apenas es inferior en 11% al de 2008 y Venezuela solo representa el 12%.

Justamente con el fin de fortalecer la diversificación (aun con “commodities” a precios altos) se formuló una clasificación diferenciando los minero-energéticos del resto, abandonando la obsoleta de tradicionales y no tradicionales. Ella permite hacer un mejor seguimiento de las exportaciones a las que se les puede incorporar mayor valor agregado. No se trata, por lo tanto, de “romper el termómetro para modificar la temperatura”.

¿No tradicionales hasta cuándo?

miércoles, 30 de diciembre de 2009
Publicado en el diario La República el 2 de noviembre de 2007


Después de la segunda posguerra, las economías desarrolladas se enfocaron en la eliminación de las barreras al comercio entre ellas, mientras que las subdesarrolladas optaron por cerrarse e implementar un modelo de crecimiento hacia adentro.

El desarrollo hacia adentro pronto generó problemas de estrangulamiento externo. El comercio exterior dependiente de productos primarios con mercados volátiles y tendencia descendente de sus precios en el largo plazo –fuente de la famosa tesis sobre la “tendencia secular al deterioro de los términos de intercambio”–, acarreó recurrentes situaciones de escasez de divisas, con las consecuentes dificultades para comprar los bienes de capital y las materias primas no producidos en las economías subdesarrolladas.

Se adoptó entonces una política de diversificación de exportaciones con todo su instrumental de apoyos. Desde finales de los sesenta se empezaron a clasificar las exportaciones en dos grupos: las tradicionales, integradas por café, petróleo, ferroniquel y carbón (no es claro por qué estos dos últimos se clasificaron como tradicionales, si no se exportaban a comienzos de los setenta); y las menores o no tradicionales que incluían las demás exportaciones.

De las no tradicionales debían surgir los nuevos productos que contribuyeran a reducir la vulnerabilidad externa. Nacieron así las estrellas de las exportaciones no tradicionales: flores, banano y confecciones. Aun cuando en 1970 las exportaciones no tradicionales representaban apenas el 26%, en pocos años bordearon el 50% y pese a las fluctuaciones registradas en los años siguientes, hoy en día se mantienen en ese nivel. Y no nacieron más estrellas.

Transcurridas más de tres décadas es razonable “graduar” de tradicionales a las estrellas. Pero más razonable es evolucionar hacia una nueva clasificación en la que el criterio dominante sea el valor agregado o la intensidad tecnológica, para estar más a tono con los cambios de la estructura del comercio mundial.

Las exportaciones de productos primarios (PP) y las manufacturas basadas en recursos básicos (MRB) perdieron peso en el comercio mundial; en 1980 sumaban el 42,4% del total y en 2006 apenas fueron el 27.8%. En cambio, las manufacturas de alta tecnología que tenían la más baja participación (10% en 1980), representaron en 2006 el 21.6%, superando el peso individual de las dos categorías mencionadas.

Esta clasificación muestra que Colombia sigue atrás del bus, pues, aun cuando vienen disminuyendo, los PP y las MRB aún son más de la mitad de las exportaciones (64.5% en 2006 frente a 83.7% en 1980).

En estos grupos quedan comprendidos, además de los denominados tradicionales y dos de las estrellas no tradicionales, los elaborados a partir de productos agrícolas y forestales (bebidas, aceites, etc.). Otros productos no tradicionales como las confecciones y el calzado son manufacturas de baja tecnología (categoría que representa el 11% de las exportaciones).

El principal cambio en la estructura comercial de Colombia está en las manufacturas de tecnología media, que fueron las que más ganaron participación (de 3.7% a 17.0% en el periodo). El sector automotriz, los productos químicos, las pinturas y los fertilizantes son algunos de los productos que contribuyeron a ese cambio. Las de alta tecnología son las de menor importancia relativa (aumentaron de 0.7 a 2.4% entre 1980 y 2006).

Cabe esperar que el aumento de las exportaciones con mayor intensidad tecnológica, refleje la incorporación de más valor agregado nacional y los avances en el conocimiento científico y tecnológico. Ese es el propósito del Ministerio de Comercio al establecer entre sus metas que las exportaciones de más valor agregado –las totales menos los PP y las MRB– representen el 45% del total en el año 2010.