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Seguros para un nuevo mundo

jueves, 18 de julio de 2024

 

Artícuo publicado en Portafolio el jueves 18 de julio de 2024.

Los cambios demográficos tendrán profundas repercusiones. La disminución de la población y su envejecimiento crean un nuevo mundo para diversas actividades económicas, incluyendo la aseguradora.

Los cambios registrados en Colombia son notables, como se colige de las variables más relevantes en la publicación de Naciones Unidas World Population Prospects: The 2024 Revision. La tasa de fertilidad que alcanzó un máximo de 6,74 hijos por mujer en 1960, en 2023 se ubicó en 1,65. La tasa bruta de mortalidad fue de 17,6 muertes por cada 1.000 personas en 1950 y bajó a 5,4 en 2023 y desde finales de los sesenta se ubicó por debajo de la registrada en las economías desarrolladas. La tasa de dependencia de la vejez (la población mayor de 65 como porcentaje de la población entre 15 y 64 años), que era del 6,5% en 1990 se proyecta al 28,0% para 2024.

La mencionada tasa de fertilidad está por debajo de la tasa de reemplazo, que se calcula en 2,1 hijos por mujer; es decir, inferior a la necesaria para mantener constante la población. Pero, según Jesús Fernández-Villaverde e Iván Luzardo, de la Universidad de Pensilvania, la situación es más dramática, pues afirman que la tasa de fecundidad fue 1,2 en 2023 (“¿Comenzó el declive demográfico en Colombia?”. Portafolio, 19 de junio de 2024). Como consecuencia, la transición demográfica estaría tomando un ritmo más acelerado que el previsto por Naciones Unidas, según la cual la población colombiana empezaría a disminuir en 2050; con los cálculos de estos profesores, la población ya empezó a descender y, por lo tanto, el envejecimiento poblacional también va más rápido.

Urge vislumbrar ese nuevo mundo y entender la “economía senior” como un emergente motor de crecimiento. Hay que superar la limitada visión del envejecimiento enfocada en pensiones y salud y reconocer su amplio impacto económico en transporte, turismo, cosmética, seguridad, banca, seguros, y cultura, entre otros. En 2019 el 26% del PIB de España se atribuyó a ese grupo y la Comisión Europea estima para la “economía senior” un crecimiento del 5% anual en la década 2015-2025.

Parte de esa dinámica económica apunta a las empresas aseguradoras. Por eso resulta muy oportuna la publicación de Mapfre Demografía: un análisis de su impacto en la actividad aseguradora, en la que analizan el envejecimiento a nivel global, señalan varios campos en los que cabe esperar un crecimiento de la demanda de seguros y crean el Indicador del Potencial Asegurador por Impulso Demográfico para un grupo de 179 países. Colombia figura en el puesto 32 del indicador, lo que revela su gran atractivo como un mercado en el nuevo mundo asegurador.

Seguros y economía conductual

lunes, 27 de febrero de 2017
Publicado en la Revista Fasecolda No. 165

La economía conductual es un área del pensamiento económico que ha tenido un desarrollo notable en las últimas décadas. Su punto de partida es el cuestionamiento de uno de los supuestos básicos de la economía: la racionalidad del consumidor. Según Dan Ariely (2011; p. 6), “se trata de un campo del saber en el que no asumimos que los individuos son calculadoras perfectas. Por el contrario, observamos los comportamientos reales de las personas y tales observaciones suelen obligarnos a concluir que los seres humanos son irracionales”.

Hay varios antecedentes en la teoría económica, que algunos autores asocian a la economía conductual, aun cuando ese no fuera el propósito explícito de los teóricos.

Por ejemplo, se mencionan las referencias de Keynes a los animal spirits y la toma de decisiones de largo plazo. “Aparte de la inestabilidad debida a la especulación, existe la inestabilidad debida a las características de la naturaleza humana: gran parte de nuestras actividades positivas dependen más del optimismo espontáneo que de una expectativa matemática, sea moral, hedonista o económica. Probablemente, la mayoría de nuestras decisiones de hacer algo positivo, cuyas consecuencias se extiendan muchos días hacia el futuro, sólo pueden ser tomadas como resultado de los animal spirits –de un impulso espontáneo a la acción más que a la inacción, y no como resultado de un promedio ponderado de beneficios cuantitativos multiplicados por probabilidades cuantitativas” (Keynes, 2013; p. 161).

En la pasada Convención Internacional de Seguros, se contó con la presencia de Marina Oberholzer, integrante de Swiss Re Behavioural Research Unit, experta en economía conductual, que labora en investigaciones y aplicaciones en la industria aseguradora (ver Oberholzer 2016).

En su conferencia se refirió a algunos de los principios básicos de la economía conductual. Entre ellos destacan los dos sistemas del pensamiento humano: el sistema uno es automático e intuitivo, el que genera respuestas rápidas de los agentes económicos; el sistema dos es el reflexivo y racional (Kahneman 2014; primera parte). Como lo enfatizó Oberholzer, “el sistema uno es responsable de nuestro pensamiento en un 85% del tiempo; es como estar en piloto automático”.

Ese funcionamiento del pensamiento hace más fácil la vida cotidiana, pues las personas no tienen que detenerse a analizar con detalle cada una de sus decisiones. Según Thaler y Sunstein (2011; p. 38-39), “cuando tenemos que emitir juicios… utilizamos reglas básicas. Nos servimos de ellas porque son rápidas y útiles”; pero “también pueden conducir a sesgos sistemáticos”, que inducen a la irracionalidad. Oberholzer afirma que se han identificado más de 100 sesgos en el comportamiento de los seres humanos.

En sintonía con los más destacados autores de esta corriente de pensamiento, Oberholzer resalta la posibilidad de influir en las decisiones de los agentes económicos, con el fin de mejorarlas.

Uno de los temas estudiados por la economía conductual es el de la honestidad de las personas. Los experimentos de Dan Ariely (2008; p. 241) demuestran que en general “cuando se le da la oportunidad, la gente hace trampas… Cuando los consumidores dan parte de siniestros relacionados con sus viviendas o automóviles, inflan sus pérdidas alrededor de un 10%. Esas mismas personas serían incapaces de robar dinero directamente a las compañías de seguros… pero declarar cosas que ya no tienen aumentando un poquito su tamaño y su valor hace que la carga moral resulte más fácil de sobrellevar”.

Estos comportamientos también han sido probados por Oberholzer en la suscripción de seguros. Con el fin de inducir a las personas a dar sus datos con mayor honestidad, ella y su grupo diseñan las preguntas de los formularios, de forma que den unos datos más cercanos a la realidad.

Así lo hicieron con los hábitos de los fumadores. “Hemos estudiado maneras en las que podamos recordarle a la gente que deben ser más honestos; por ejemplo, si le preguntamos a alguien cuántos cigarrillos se fuma al día y le damos tres casillas de cero a cinco, de cinco a diez, de diez a veinte, a cualquier humano normal no le gustaría estar en la última casilla. Ahora, ¿qué pasa si cambiamos y ponemos un rango de 0 a 60 distribuido en cinco casillas?; si fumamos 35 cigarrillos al día, pero ese número está en la tercera o cuarta casilla, no se ve tan mal porque estamos como en el medio y hay otros que están fumando más todavía”.

Hay cambios sencillos que pueden mejorar el nivel de honestidad en las respuestas de las personas. En un experimento, los investigadores de Swiss Re recordaron que al comienzo de un interrogatorio en los tribunales de justicia las personas juran decir la verdad, con una mano sobre la biblia; quisieron ver qué ocurriría si en los formularios de suscripción se cambiaba del final al principio la casilla en la que se firma indicando que todos los datos suministrados son ciertos.

En el experimento en Australia enviaron 2.000 formularios con la casilla para firmar al comienzo y 2.000 con la casilla al final. En el primer caso, observaron “tres puntos porcentuales de aumento en el número de personas que decía si han estado utilizando drogas no prescritas o si han estado tomando alcohol por encima de cierto umbral”.

Los economistas conductuales han realizado múltiples experimentos en los que demuestran que los contratos en el sector financiero son complejos y dificultan las decisiones de los agentes económicos. Oberholzer mencionó el caso de una compañía de seguros del Reino Unido que ofrecía protección gratis a los ingresos de los estudiantes de medicina por un año; su objetivo era que una vez graduados y vinculados a un trabajo, compraran una póliza con esta compañía. Se observaba un comportamiento irracional en cerca del 5% de los estudiantes que se inscribían, pero cancelaban la póliza poco después de recibir el paquete de información del seguro. Los economistas conductuales, analizaron el caso y sugirieron reducir el tamaño de la documentación entregada de cuatro a dos páginas, y mejorar la redacción con un lenguaje más sencillo y en el que se suprimieran secciones superfluas del original. El resultado fue una caída del 61% en las cancelaciones.

La conferencia de Marina Oberholzer logró su objetivo de mostrar una amplia variedad de campos de la economía conductual de los que la industria aseguradora puede beneficiarse y beneficiar a sus clientes. Su contenido amerita una amplia difusión en el sector, para lograr una mayor sensibilización sobre su importancia y sobre el papel que puede jugar en el desarrollo de los seguros en el futuro cercano.

Al respecto, cabe recordar la afirmación de PWC (2016) en una publicación reciente sobre la industria de los seguros: “El modelo empresarial ganador del mañana parece depender en gran medida del análisis inteligente (Smart analytics) y del análisis del comportamiento del cliente. La economía conductual combina los dos temas en una poderosa herramienta”.

Bibliografía

Ariely, D. (2008). Las trampas del deseo. Cómo controlar los impulsos irracionales que nos llevan al error. Editorial Ariel, Barcelona.

Ariely, D. (2011). Las ventajas del deseo. Cómo sacar partido de la irracionalidad en nuestras relaciones personales y laborales. Editorial Ariel, Barcelona.

Ariely, D. (2012). Por qué mentimos… en especial a nosotros mismos. La ciencia del engaño puesta al descubierto. Editorial Ariel, Barcelona.

Kahneman, D. (2014). Pensar rápido, pensar despacio. Random House Mondadori, Bogotá.

Keynes, J. M. (2013). The General Theory of Employment, Interest and Money. Cambridge University Press. Cambridge.

Oberholzer, M. (2016). “Behavioural Economics. How small changes to context can lead to large changes in customer behavior”. Presentación en la Convención Internacional de Seguros. Cartagena, 29 de septiembre. Video disponible en: http://www.fasecolda.com/index.php/eventos/memorias/2016/convencion-internacional-de-seguros-2016/memorias/

PWC (2016). “Behavioral Economics. An Enhanced Business Model for the Insurance Industry”. Insurance EyeOpener. Ontario, April. Disponible en: http://www.pwc.com/ca/en/industries/insurance/eyeopener/enhanced-behavioral-economics.html 

Thaler, R. y Sunstein, C. (2011). Un pequeño empujón (Nudge). El impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad. Editorial Taurus, México.

La industria aseguradora en el mundo y en Colombia 2014-2015

viernes, 10 de abril de 2015
Publicado en Revista Fasecolda No. 159, marzo de 2015

En 2014 la industria aseguradora mundial se resintió por el débil crecimiento económico y por la incertidumbre que ha imperado en los años recientes. Para 2015 se prevén tiempos mejores.

En el caso de Colombia, la industria aseguradora ha registrado un notable desempeño, interrumpido el año anterior por el efecto estadístico de una cuantiosa conmutación pensional de 2013; pero descontado este hecho atípico, el sector siguió creciendo. El 2015 luce con buenas posibilidades de crecimiento a pesar de la desaceleración de la actividad económica general.

Seguros en el mundo

La debilidad de la economía mundial repercutió en muy bajas tasas de interés en las economías desarrolladas y en varias emergentes. Esta combinación impacta negativamente al sector de seguros; por un lado, el menor dinamismo del PIB reduce la demanda y, por otro, las bajas tasas de interés afectan la valoración y la rentabilidad de los portafolios, especialmente en las empresas de seguros de vida, en razón a la mayor duración de sus pasivos.

De acuerdo con las estimaciones preliminares de Swiss Re (2014), los seguros generales crecieron en 2014 menos que en los dos años anteriores; se estima que la variación de las primas reales fue 2.5%, frente a 3.0% en 2012 y 3.1% en 2013.

A ese resultado contribuyen tanto las economías desarrolladas como las emergentes. Las primeras pasaron de crecer 1.9% a 1.7% entre 2013 y 2014, y las segundas de 8.2% a 5.5%, respectivamente.

El resultado de las economías desarrolladas refleja el débil crecimiento de Estados Unidos, Canadá, Japón y Australia durante buena parte del año y el estado de postración de las economías del sur de Europa, especialmente Italia. En el caso de las economías emergentes también la desaceleración de las economías contribuyó al menor crecimiento de las primas reales.

Contrario a lo ocurrido con los seguros generales, los de vida registraron un importante repunte en 2014, con un crecimiento de las primas reales del 4.8%. En 2013 habían caído en -0.5% y en 2012 habían crecido 2.6%. El crecimiento mencionado refleja la sólida recuperación de este segmento en las economías desarrolladas (3.9%) y en las emergentes (9.1%).

Con relación a los portafolios, de acuerdo con The International Association of Insurance Supervisors (2014; p. 12 y 14), su rentabilidad vienen disminuyendo, en concordancia con las bajas tasas de interés. “En 2013, el rendimiento promedio de las inversiones de una muestra de 20 aseguradoras globales de no vida fue del 3.6%, frente al 3.7% en 2012, y a un promedio de 4,1% en los años 2000-13… Los rendimientos de inversión promedio de 30 aseguradoras mundiales de vida estaban en 3%, inferiores al 3.8% de 2012”. Aun cuando todavía no hay datos agregados de 2014, es evidente que se mantuvo baja la rentabilidad.

Para el presente año el FMI (2015) proyecta una recuperación de la economía mundial (3.5%), con Estados Unidos como el principal motor del crecimiento (3.6%). Se espera también que la implementación de la flexibilización cuantitativa de la política monetaria del Banco Central Europeo repercuta en la recuperación de las economías de la Zona Euro. No obstante, las tasas de interés se mantendrán bajas tanto en esta región como en Japón y en Estados Unidos, lo cual seguirá planteando retos en la administración de los portafolios de las aseguradoras.

En seguros generales Swiss Re proyecta para el 2015 un crecimiento mundial de las primas reales del 2.8%, ligeramente superior al de 2014; esto será el resultado del debilitamiento de las economías desarrolladas (1.4%) y la consolidación del crecimiento de las economías emergentes (8.1%). Para las primas reales de seguros de vida proyecta un aumento global de 4.3%, con un crecimiento del 3.0% en las economías avanzadas y del 10.4% en las emergentes.

Seguros en Colombia 2014

El monto total de primas emitidas por la industria aseguradora en 2014 ascendió a $19 billones, con un crecimiento nominal del 0.96% anual. Esa cifra, modesta en apariencia, se debe evaluar teniendo en cuenta el efecto estadístico de una conmutación pensional realizada en 2013 con una empresa grande; este es un hecho único que no se repite periódicamente y, por lo tanto, distorsiona el análisis de la industria.

Al descontar las conmutaciones pensionales, para efectos puramente analíticos, el crecimiento nominal de las primas fue 8.9% anual, tasa ligeramente menor a la del año anterior (9.4%). De igual forma, en términos reales la variación, que sería negativa (-2.6%) sin descontar la conmutación pensional, es positiva (5.0%) al descontarla.

A la variación de 8.9% contribuyeron con un 43.7% los seguros de daños, seguidos por los de personas con un aporte del 37.0% y los de seguridad social con el 19.3%. Clasificando los ramos por su carácter de obligatorios y no obligatorios, el 67.3% del crecimiento es explicado por estos últimos y el restante 32.7% por los primeros.

Desde el punto de vista del origen del capital de las empresas aseguradoras, el 55% de las primas fue emitido en 2014 por las de capital nacional y el 45% por las de capital extranjero (gráfico 1).


Los resultados de 2014 sin la conmutación pensional permiten observar que la industria aseguradora sigue aumentando su presencia en la economía del país, como lo evidencia la tendencia ascendente del indicador de penetración. Los cálculos de Fasecolda indican que las primas pasaron de representar el 2.47% del PIB en 2013 al 2.53% en 2014 (gráfico 2).


La mayor profundización del sector asegurador también se comprueba mediante el indicador de densidad; sin embargo, por efecto de la acelerada depreciación del peso durante el segundo semestre de 2014, el indicador en dólares registra una variación marginal. Como se observa en el gráfico 3, las primas per cápita expresadas en pesos aumentaron de $371 mil a $399 mil entre 2013 y 2014, con una variación del 7.6% anual. Pero en dólares apenas aumentan de US$198 a US$199 por persona (gráfico 4).



Colombia 2015: luces y sombras

Para el caso de Colombia, aun cuando las proyecciones de crecimiento de la economía fueron revisadas a la baja, hay elementos que permiten prever un efecto moderado sobre el sector asegurador.

El alto crecimiento de la economía en los años recientes se reflejó en reducción de las tasas de pobreza, incremento del ingreso per cápita y aumento de las clases medias; estos son factores correlacionados con una mayor demanda de seguros. La desaceleración de la actividad económica en 2015, si se ubica en el rango de las proyecciones de 3.5% a 4.2%, no debería tener repercusiones profundas ni en esas variables ni en la industria aseguradora. Varios elementos permiten mantener un moderado optimismo.

  • El empleo mantiene su tendencia creciente, especialmente en el segmento formal. En el trimestre octubre-diciembre de 2014, mientras los empleos formales (por aportes a pensiones) crecieron el 8.8% anual, los informales se redujeron en -0.7%; son 617 mil empleos formales nuevos en el último año que repercuten en la demanda de seguros.
  • La desaceleración de la economía se origina en un choque externo, por lo que la respuesta esperada de política económica es el fortalecimiento de la demanda interna. En tal sentido, la continuidad del programa de vivienda es vital para moderar el impacto de ese choque.
El gobierno anunció la asignación de $10 billones que serán distribuidos en tres programas: “Viviendas 100% Subsidiadas” para las familias más pobres (cerca de 100 mil unidades), “Casa Ahorro” para familias con ingresos entre uno y dos salarios mínimos (86 mil unidades con subsidio hasta de $19 millones y subsidio a la tasa de interés) y “Mi Casa Ya” para clase media (100 mil cupos de subsidio hasta del 60% de la cuota inicial y 30% de las cuotas mensuales). La dinamización de la construcción de vivienda genera empleos directos e indirectos e impacta la cartera de créditos de los bancos y la producción de alrededor de 30 sectores de la industria, por lo que sus efectos sobre la demanda agregada, en general, y sobre la demanda de seguros, en particular, son importantes.

  • El desarrollo del programa de autopistas de cuarta generación también contribuirá al fortalecimiento de la demanda interna, además de las repercusiones que tendrá en la competitividad del país. En la primera ola ya fueron adjudicados 10 proyectos y se espera adjudicar hacia mediados del año otros nueve de la segunda ola; ellos sumados a los seis proyectos de iniciativa privada sumarán inversiones por $44.7 billones; todos estos proyectos ya están generando un efecto sobre la industria aseguradora y los ampliarán a medida que entren en la fase de ejecución.
  • Una decisión reciente del Gobierno, de interés de la industria aseguradora, fue la expedición del Decreto 036 el 14 de enero de 2015, mediante el cual se mitiga el riesgo del componente político del incremento del salario mínimo sobre el sistema pensional colombiano. Con esta decisión de podrá desarrollar el mercado de rentas vitalicias, lo que contribuirá a moderar el impacto del choque externo en el sector asegurador.
Pese a que estos factores fortalecen las expectativas de un buen desempeño de la industria aseguradora en 2015, no se pueden perder de vista algunos elementos que generan incertidumbre. Entre ellos cabe destacar el efecto de la depreciación del peso en la demanda de automóviles, el recorte del gasto público por $6 billones y el potencial aumento de la volatilidad de los mercados financieros por el incremento de la tasa de interés en Estados Unidos.

Por ahora todo apunta al predominio de las luces sobre las sombras, lo cual va en línea con las proyecciones de Fitch Ratings (2015), que estima un crecimiento de las primas entre 8% y 10% nominal en 2015.

Bibliografía

Fitch Ratings (2015) “Perspectivas 2015: Sector Asegurador Colombiano”. Informe de Perspectiva. Enero. Recuperado el 2 de marzo de 2015 de: http://www.fitchratings.com.co/ArchivosHTML/RepEsp_7295.pdf

Fondo Monetario Internacional (2015). “Perspectivas de la economía mundial. Actualización de las proyecciones centrales”. Washington, 20 de enero. Recuperado el 21 de enero de 2015 de: http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/weo/2015/update/01/pdf/0115s.pdf

International Association of Insurance Supervisors (2014). “IAIS Global Insurance Market Report (GIMAR) 2014”. Basel, December. Recuperado el 27 de febrero de 2015 de: http://iaisweb.org/index.cfm?event=showPage&nodeId=25308

Swiss Re (2014). “Global Insurance Review 2014 and Outlook 2015/16”. Swiss Re Ltd. Zurich, November. Recuperado el 25 de febrero de 2015 de: http://media.swissre.com/documents/Global_insurance_review_2014_and_outlook_2015_16.pdf

Seguro de desempleo

martes, 18 de noviembre de 2014
Publicado en Ámbito Jurídico, Año XVII – No. 406; 10 al 23 de noviembre de 2014

En la pasada Convención Internacional de Seguros de Fasecolda, Miguel Urrutia, exgerente general del Banco de la República y profesor de la Universidad de los Andes, presentó una propuesta de seguro de desempleo. La propuesta es el resultado de un trabajo de investigación dirigido por él, con la participación de un grupo técnico de la Universidad de los Andes y de Fasecolda.

En ausencia de un seguro de desempleo, la pérdida del empleo ocasiona un drama a las familias: los ingresos caen, la educación de los hijos se suspende, desmejora la calidad de la alimentación, pierden el acceso al sistema de salud, aumentan el endeudamiento, se pone en riesgo el patrimonio y aumenta la probabilidad de entrar a la informalidad.

El Gobierno colombiano ha realizado diferentes intentos de proteger a los trabajadores frente a esa eventualidad, pero con poco éxito. El esquema más antiguo es el de cesantías; los empleadores están obligados a abonar anualmente en un fondo de cesantías, el equivalente a un mes de salario de cada empleado que devengue menos de 10 salarios mínimos legales (SMMLV). Además debe pagarle como intereses al trabajador el 12% del valor abonado.

Teóricamente esa cuenta individual debería constituir una reserva para ser utilizada como ingreso en caso de pérdida del empleo. Sin embargo, en la práctica no funciona así, pues la legislación permite al trabajador retirar total o parcialmente las cesantías para pagos de educación superior y compra o reparaciones de vivienda. Además, cuando un trabajador cambia de empresa, puede disponer del saldo acumulado.

De esta forma, las cesantías se volvieron parte del ingreso corriente de los trabajadores; más del 70% de ellas son retiradas en los meses siguientes al abono, por cualquiera de las razones señaladas. Por eso, si quedan desempleados, no disponen de las reservas suficientes para cubrir sus necesidades básicas mientras logran otro empleo.

En el presente año entró en funcionamiento el Mecanismo de Protección al Cesante (MPC), establecido mediante la Ley 1636 de 2013. El MPC cubre a todos los empleados afiliados a cajas de compensación y consiste en el pago de los aportes a salud y pensiones del trabajador por un periodo de seis meses, sobre la base de un salario mínimo.

De forma complementaria, los trabajadores del régimen de cesantías pueden inscribirse para ahorrar voluntariamente como mínimo el 10% de sus cesantías, en el caso que devenguen hasta dos SMMLV, o el 25% para los de salarios superiores a ese nivel. Cuando el trabajador pierde el empleo, además de los pagos a la seguridad social mencionados, recibe un subsidio del Gobierno del 20% del saldo ahorrado si sus ingresos son inferiores a dos SMMLV; ese porcentaje es decreciente para salarios superiores.

Es claro que el MPC cubre un gasto importante para las familias e incentiva la acumulación de cesantías. Sin embargo, queda abierta la puerta para suspender el ahorro cuando se quiera (perdiendo el derecho al subsidio), lo que, dada la arraigada práctica de retiro, repercutirá en baja acumulación de reservas. Adicionalmente, a pesar de la buena intención, no brinda los ingresos suficientes para cubrir los demás gastos.

La propuesta de Urrutia complementa los dos instrumentos mencionados y opera en sentido estricto como un seguro. Por el pago de una prima, cubierta con parte de los intereses de las cesantías, el trabajador que sea despedido sin justa causa podrá recibir el equivalente a tres salarios mensuales distribuidos de forma decreciente hasta por seis meses; para el efecto se toma como base el salario que devengaba al momento del despido y el seguro se activa después de transcurrido un periodo en el que se supone que el trabajador se debe financiar con sus cesantías.

El seguro y los otros dos instrumentos incentivarán al trabajador a retener sus cesantías de al menos tres periodos. Con ello se garantiza que sus ingresos no caerán a cero al perder el empleo, contará con aportes a pensiones y salud, y con el subsidio del gobierno por un periodo un poco superior al de la duración del desempleo, que Urrutia y sus colaboradores calculan en cerca de seis meses. Además, el decrecimiento de las mensualidades del seguro contribuye a que el trabajador se mantenga activo en la búsqueda de empleo.

En términos macroeconómicos el seguro de desempleo contribuye a retener mano de obra en el sector formal y aumenta los incentivos para reducir la informalidad laboral. Además, en periodos de desaceleración económica ayuda a moderar el ciclo al amortiguar la caída de la demanda agregada.

Cabe esperar que las ideas propuestas sean plasmadas en un proyecto de ley y que se logren poner en práctica. Los beneficiados serán no solo los trabajadores formales y sus familias, sino todo el país.

Colombia camino a la OCDE

martes, 19 de agosto de 2014
Publicado en la revista Misión Pyme no. 77, agosto de 2014

El tema de la adhesión a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) ha levantado diversas opiniones. A algunos les parece uno más de los TLC que, en opinión de un exministro, nos tienen indigestos; para otros simplemente al gobierno se le metió la pretenciosa idea de “codearse” con las economías desarrolladas; y para los más pesimistas, es otra política neoliberal para seguir entregando el país a los imperialistas. 

Es importante que todos los ciudadanos, y especialmente los empresarios, entiendan lo que eso significa y las repercusiones que puede tener para el país. En un mundo crecientemente globalizado, no entender las decisiones que toma un gobierno impide que los beneficios esperados sean aprovechados y, por el contrario, puede impactar negativamente a las empresas y al bienestar de la población.

Lo cierto es que este organismo, el club de las buenas prácticas, como lo denominó el presidente Santos, cuenta con 34 miembros, que incluyen todas las economías desarrolladas, por lo que suelen denominarlo el “club de los países ricos”, y un selecto grupo de economías en transición y emergentes, entre las que están México y Chile.

El objetivo de este organismo es “promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo. La Ocde ofrece un foro donde los gobiernos puedan trabajar conjuntamente para compartir experiencias y buscar soluciones a los problemas comunes”.

Colombia ha avanzado en la calidad de sus políticas públicas, hecho que es reconocido internacionalmente. Se han implementado reformas estructurales que mejoraron la estabilidad y la credibilidad de las decisiones en materia económica y social. Es el caso de la creación de la autoridad monetaria independiente y la prohibición de otorgarle créditos al gobierno, la regla fiscal y la ley de responsabilidad fiscal, entre otras.

Pero en otros casos se han adoptado normas que, aunque son deseables, no tienen una aplicación práctica o plena. También hay casos en los que las normas que nacen como una buena iniciativa terminan siendo colchas de retazos por el afán de satisfacer múltiples intereses contradictorios.

La Ocde como foro de discusión de políticas públicas busca mejorar la normatividad en su gestación, construcción e implementación. De igual forma, contrasta las normas vigentes con las mejores prácticas internacionales y sugiere los cambios necesarios para hacerlas operativas y minimizar los efectos no deseados.

El proceso de adhesión

En términos generales, el proceso de adhesión abarca dos elementos. El primero es un memorando del gobierno expresando su posición sobre cada uno de los 250 instrumentos legales de la Ocde. Estos instrumentos son acuerdos o convenios –como el de combate a la corrupción o el de intercambio de información sobre impuestos–, y estándares o recomendaciones –como las de gobierno corporativo.

Las recomendaciones subrayan las buenas prácticas en diferentes campos, con el fin de mejorar la calidad de las políticas. Por ejemplo, para el caso del sector de seguros hay una recomendación sobre la administración de reclamaciones de seguros.

La recomendación incluye un listado de diez buenas prácticas para el proceso de reclamaciones por siniestros. Ellas abarcan las políticas de transparencia e información al asegurado, reclamante o beneficiario desde el mismo momento de suscripción de la póliza; respuestas oportunas, acciones para evitar fraudes, atención de quejas y reclamos, personal idóneo para las labores, creación de bases de datos sobre fraude y sobre eficiencia en los procesos de respuesta, etcétera.

El segundo son los exámenes técnicos realizados por los 23 comités técnicos establecidos en la Ocde. Los comités de expertos no tienen un tiempo establecido para producir su informe. Por ejemplo, en el informe recientemente presentado sobre desarrollo territorial se tomaron 13 meses y realizaron más de 60 entrevistas en diferentes regiones del país.

La tarea de cada comité técnico se orienta a evaluar la compatibilidad que existe entre la normativa de la OMC y las normas del país evaluado. Para ello hacen una revisión exhaustiva de la regulación en sus áreas de competencia, el funcionamiento de los mercados, las tendencias, los productos y servicios ofrecidos a los consumidores, la aplicación del gobierno corporativo, la percepción de los empresarios, las instituciones de defensa de los consumidores, la educación de los agentes relacionados, etcétera.

Adicionalmente, cada comité formula las recomendaciones y modificaciones normativas necesarias para elevar los estándares. En este aspecto, aun cuando Colombia no es miembro, desde el momento mismo en que manifestó su interés de ingresar a la organización, se ha beneficiado de estudios específicos y recomendaciones en temas como la estructura arancelaria, la eliminación de parafiscales y la simplificación de la estructura del IVA.

La membresía de Colombia en la Ocde es de gran trascendencia para el país. Le brinda acceso a la asesoría del más alto nivel para la toma de decisiones de política económica y social, la posibilidad de compararse con las mejores prácticas en el mundo y de mejorar la calidad de la regulación.

El sector empresarial será beneficiado con un Estado más eficiente, lo que redundará en menores costos de transacción de las empresas. Además, el ambiente de negocios será más favorable a la inversión y ayudará a reforzar los logros alcanzados con los TLC y los acuerdos de protección de inversiones.

Finalmente, los consumidores serán favorecidos con las mejores prácticas del gobierno y las empresas en materia de gobierno corporativo, transparencia, defensa del cliente y educación