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Ocampo y la industria

viernes, 5 de julio de 2013
Publicado en Portafolio el 5 de julio de 2013


Sin duda, José Antonio Ocampo es uno de los economistas más sobresalientes del país, como lo resaltó una encuesta reciente de un periódico nacional y lo evidencia su brillante trayectoria profesional. Con esos antecedentes, sus opiniones en escritos, conferencias y entrevistas suelen tener eco en el país y en América Latina, dependiendo de su temática. 

Sus más recientes intervenciones no han dejado de sorprender, especialmente por su visión pesimista sobre el país y por la descalificación que hace del manejo de la política económica.

Si bien es cierto que la política económica por su propia naturaleza nunca deja contentos a todos, las divergencias también surgen de las diversas vertientes de pensamiento económico en su concepción; además aparecen cuando el analista cree que su punto de vista es más razonable y más inteligente que el del gobierno; éste último es el síndrome del director técnico de fútbol que todos llevamos dentro.

Sea cual sea su origen, lo cierto es que las afirmaciones de Ocampo en la entrevista dejan clara su discrepancia prácticamente con toda la política económica. En el contexto señalado es “normal” que así sea. Sin embargo, hay algunos aspectos que son muy discutibles y la limitación de espacio solo permite hacer referencia a unos pocos.

El entrevistador sintetizó una de las ideas de Ocampo en los siguientes términos: “Ya van tres trimestres de caídas en el crecimiento de la producción industrial, una recesión indiscutible y el peor episodio de 30 años de desindustrialización”.

Sorprendente que Ocampo, que es un distinguido experto en historia económica de Colombia, caiga en una afirmación tan alegre. Sin pretender hacer un ranking de los peores momentos de la industria, cabe recordar que desde el cuarto trimestre de 1980 y hasta el cuarto trimestre de 1982, la dinámica industrial fue negativa: fueron 9 trimestres continuos registrando caídas anuales. Además, en el primer trimestre de 1983 la industria apenas creció 0.2% anual y luego volvió a caer en los dos trimestres siguientes. Y esto ocurrió con el modelo de economía cerrada que tanto añoran algunos analistas del país y no con el actual, que califican de neoliberal, en el que los TLC supuestamente están acabando con la industria nacional.

También habría que mirar las cifras de la crisis de 1998-1999 y las de la crisis mundial de 2008-2009: 6 y 5 trimestres de caídas consecutivas, respectivamente.

Para comparar la magnitud de estos episodios, resulta útil el cambio del peso relativo de la industria en el PIB, medido como la diferencia entre el indicador en el último trimestre de caída y el anterior al comienzo. Esto indica que el primero repercutió en una pérdida de participación de la industria de 2.2 puntos porcentuales, el segundo en 0.9 puntos y el tercero en 1.4 puntos; por contraste en el más reciente la reducción fue de 0.8 puntos.

Adicionalmente, un análisis de la industria colombiana en el periodo reciente queda cojo si no se mira qué está pasando en el mundo. En lo corrido del presente año, el 62% de los 33 países a los que hace seguimiento el MinCIT en sus informes mensuales de industria (disponibles en la web), registró tasas negativas de crecimiento entre enero y marzo; en abril bajó al 40%. Un comportamiento similar se observó en 2012, cuando países como Brasil tuvieron variaciones negativas todos los meses del año. Independientemente del enfoque de la política industrial implementada esto evidencia que el entorno internacional frenó la industria y en varios países ocasionó recesión.

En ese contexto, lo más probable es que las políticas industriales ayudaron a amortiguar los impactos negativos. Aun así, algunos seguirán insistiendo en que es una prueba de los errores de la política o de su ausencia.

Para finalizar, una breve anotación a una afirmación de Ocampo sobre la revaluación del peso, que “ahora se ha corregido porque la Reserva Federal nos ha ayudado un poquito… Ya que el gobierno y el Banco de la República habían hecho tan poco por corregir la revaluación, le agradezco a la FED que esté haciendo el trabajo por nosotros”. Esta frase es una muestra de su buen humor. Ahora le tenemos que dar gracias a la FED por generar la volatilidad de los mercados financieros del mundo, incluyendo las tasas de cambio que se empezaron a depreciar, por anunciar la intención de frenar el chorro de emisión monetaria a que sometieron al mundo en los años recientes; pero, al tiempo, hay que echarle la culpa al gobierno colombiano y a su autoridad monetaria por no controlar la apreciación del tipo de cambio, que en buena medida es consecuencia directa de esa política monetaria flexible de la FED.

Síntomas de recuperación industrial

jueves, 14 de enero de 2010
Publicado en la revista MisiónPyme de noviembre de 2009


El sector industrial fue el más afectado en Colombia por la crisis mundial. Según la muestra mensual manufacturera, el valor real de la producción de este sector registró una caída del 6.5% anual en julio.

Sin embargo, los datos publicados en The Economist revelan que fuimos la economía latinoamericana con menor caída de la producción real de la industria: en Venezuela se redujo el 12.4% anual en junio, y en Perú y en Brasil, 12.2% y 9.9% en julio, respectivamente.

Si la comparación la hacemos con las economías desarrolladas, la diferencia es aún mayor. En julio, la caída anual de la industria de Japón fue de 22.7%, la de la Zona Euro 15.9% y la de Estados Unidos 10.7%.

Por fortuna, varios indicadores apuntan a la terminación de esta situación. La última edición de “Perspectivas de la economía mundial” del FMI muestra que la producción industrial se está empezando a recuperar tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes.

Según el resultado de agosto del JPMorgan Global Manufacturing Index, que recoge las opiniones de 7.000 empresarios de 27 países, los industriales perciben buenas expectativas para el fin de año.

Estos indicadores se refuerzan con las cifras más recientes del comercio mundial, que reflejan la recuperación de la demanda global. Según la OMC, las importaciones del mundo tocaron fondo en abril y han crecido en los meses siguientes.

En el caso colombiano también parecen dadas las condiciones para la recuperación. Las tasas de interés del Banco de la República han disminuido rápidamente desde el 10% en diciembre pasado hasta el 4%, actualmente. Como consecuencia, los costos de financiación están disminuyendo y hay amplia liquidez en los mercados financieros.

Las obras públicas, que impulsaron el crecimiento del sector de construcción en el primer semestre, y la reacción de la demanda de vivienda nueva por la decisión del gobierno de subsidiar las tasas de interés, impactan positivamente la producción industrial. Esta expectativa se fortalece con la tendencia ascendente que registran en los últimos meses las encuestas de opinión de los industriales, del comercio y de los consumidores.

Adicionalmente, hay varias acciones del gobierno que contribuyen a consolidar la mejora del entorno: el plan de choque exportador –que comprende la oferta de créditos de Bancoldex por $1.5 billones, con especial énfasis en las mipymes, y más cobertura de costos y aumento de los eventos de promoción de Proexport–; la reducción temporal del arancel a cero para 1.750 subpartidas de materias primas industriales no producidas en el país; y el establecimiento de prioridad a las mipymes en las compras públicas por montos inferiores a $372 millones, lo que les abre un mercado exclusivo de cerca de $6 billones.

Con esos síntomas y esas decisiones de política económica, se espera una rápida recuperación de la industria que contribuya a impulsar el crecimiento del PIB y del empleo.

Industria: ¿Tocó fondo?

miércoles, 13 de enero de 2010
Publicado en el diario La República el 22 de julio de 2009


La producción real del sector industrial siguió registrando variaciones negativas en mayo: cayó 6.5% con relación al mismo mes de 2008. No obstante, hay varios aspectos de interés en ese resultado.

1. Es la menor caída desde septiembre de 2008 (promediando los meses de marzo y abril por la distorsión que ocasionó la Semana Santa en el indicador).

2. El acumulado de doce meses se estabilizó, indicando que posiblemente la crisis tocó fondo. Esta hipótesis se fortalece con los datos trimestrales del Dane; la mayor caída se observó en el cuarto trimestre de 2008 (-9.7% anual), mientras que en el primero de 2009 fue de -7.4% anual.

3. Es el mejor resultado de la industria para el conjunto de países de América Latina. Según The Economist, Argentina, Brasil, Chile, México y Perú registraron caídas superiores al 10% en mayo (Venezuela reporta -0.9%, pero su dato corresponde a enero).

Colombia también sale bien en la comparación del desempeño industrial con los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y la mayoría de los mercados emergentes de Asia, con excepción de China e India que registran variaciones positivas de forma consistente.

4. La encuesta de la Andi muestra que las expectativas de los empresarios están mejorando: “todo apunta a que los impactos más fuertes de la crisis ya se dieron y que las expectativas de los empresarios son las de un segundo semestre mejor”. Resultado similar reporta la encuesta de opinión de Fedesarrollo; en los meses recientes, si bien el balance de respuestas sigue siendo negativo, se estabilizó e incluso algunos de sus componentes tienden a mejorar.

5. Los resultados del sector muestran una alta concentración en pocos subsectores y en algunos de ellos es claro que están siendo afectados por factores diferentes a la crisis mundial y a la desaceleración de la demanda interna. El 66% de la caída del mes de mayo está explicado por cinco subsectores: automotriz, confecciones, molinería, refinación de petróleo y trilla de café.

Las mayores caídas de la producción real se observan en la industria automotriz; la fabricación de vehículos cayó más del 40% anual en mayo, mientras que las carrocerías y las autopartes disminuyeron más del 20%. En los otros subsectores las caídas están en un rango entre 10 y 20%.

6. La concentración en los cinco subsectores mencionados evidencia que el canal comercial de transmisión de la crisis mundial ha tenido un impacto moderado en la industria colombiana. También indica que en la situación actual del sector pesa más una combinación de desaceleración de la demanda interna por la política antiinflacionaria del periodo 2006-2008 –automotriz, molinería y refinación de petróleo–, coyunturas particulares de un sector –café–, y situaciones complejas del comercio con varios socios comerciales –automotriz y confecciones–.

Todo este conjunto de elementos abre una ventana de optimismo para lo que resta del año. A ellos se suman otros que contribuyen a mejorar el panorama: la rápida reducción de las tasas de interés del Banco de la República y su impacto potencial en la demanda interna; el esperado repunte de la producción de café; la recuperación de los precios internacionales de los productos básicos; la prolongación del ciclo de la construcción residencial por el subsidio a las tasas de interés; y la posible salida de la crisis de la economía estadounidense.

Quedan las dificultades comerciales con algunos socios, frente a las cuales la posición del gobierno es clara: la búsqueda de soluciones amigables y el rechazo al trato discriminatorio. Confiamos en una evolución favorable que no afecte las expectativas de recuperación.

La crisis industrial

Publicado en el diario La República el 17 de abril de 2009


Aun cuando la crisis mundial es una amenaza para el crecimiento de la industria en 2009, los resultados observados hasta enero sólo responden a ella de forma marginal. Así lo señalé en mi columna del 2 de abril; en cambio, los factores internos constituyen la principal explicación de la dinámica industrial. Veamos por qué.

En abril de 2006 la Junta Directiva del Banco de la República empezó a aumentar sus tasas de intervención, con el objetivo de conjurar las presiones inflacionarias que no tardarían en aparecer. El excesivo crecimiento de la demanda agregada interna con relación al PIB sustentó esa decisión.

Es sabido que la política monetaria tiene rezagos en la transmisión de sus efectos y que ellos pueden tardar varios meses en hacerse evidentes. Fue así como la dinámica de la demanda agregada interna siguió siendo mayor que la del PIB por varios trimestres después de que el Banco de la República inició su política de alza gradual y continua de las tasas de interés.

La respuesta de la producción real de la industria al excesivo crecimiento de la demanda fue una tendencia ascendente que alcanzó su máximo en el primer semestre de 2007, cuando logró una tasa cercana al 15% anual (en el acumulado de 12 meses). A partir de ese punto se empieza a desacelerar, como consecuencia de la política monetaria y de otros factores puntuales que afectaron algunos subsectores.

Las tasas de intervención del banco central siguieron aumentando hasta llegar al 10% en junio de 2008. Por su parte, la desaceleración de la producción industrial se mantuvo durante todo 2008, y las tasas de crecimiento empezaron a ser negativas desde octubre; en enero de 2009 la producción real registró una variación de -4,8% anual.

La autoridad monetaria mantuvo inmodificada su tasa hasta diciembre pasado, cuando cambió su política. Se había logrado el objetivo de reprimir las presiones inflacionarias, pero ahora había surgido otro reto: fortalecer la demanda interna para moderar los impactos de la crisis mundial.

Con este último objetivo, las tasas de intervención del Banco de la República se han reducido en 300 puntos básicos entre diciembre de 2008 y marzo de 2009. Pero, de nuevo, no se pueden perder de vista los rezagos en el mecanismo de transmisión. Todavía se siguen percibiendo los impactos de la tasa del 10% y sólo en unos meses se empezarán a ver los del reciente descenso.

Lo anterior muestra la estrecha relación que hay entre la dinámica de la producción industrial y la política monetaria de los últimos años. Esto es importante recalcarlo, porque en diversos análisis recientes parece olvidarse el vínculo.

Y no se pretende echar culpas. Sólo recordar que la política antiinflacionaria de por sí tiende a generar recesión. En su último libro, Paul Krugman recuerda cómo se superó el episodio de inflación de Estados Unidos en los años ochenta: “Fue el predecesor de Greenspan, Paul Volcker, quien controló la inflación, logrando ese objetivo con políticas monetarias restrictivas que causaron una recesión económica severa, pero que finalmente rompieron el espinazo de la psicología inflacionaria”.

En la actual coyuntura, la política monetaria tiene margen para actuar contracíclicamente, lo que no ocurre en los países desarrollados; así como ella deprimió la demanda, cabe esperar que la rápida reducción de las tasas de interés tenga un efecto dinamizador. Si ello ocurre, las acciones de la política del gobierno tendrán impactos más efectivos, se amortiguará la caída de la demanda externa y la recuperación del crecimiento industrial se verá más pronto. Esperemos que este sea un escenario viable para lo que resta del año.