Publicado en el diario La República el 12 de junio de 2009
Nouriel Roubini pasó por aquí y a todos encantó. ¡Es verdad! Mágicamente, todos quedaron felices con sus argumentos y sus recomendaciones de política económica. El encanto fue tal que nadie ha cuestionado algunas de las afirmaciones que más divulgaron los medios y algunos analistas.
La reflexión y el contraste con otras declaraciones de Roubini pueden romper la magia.
El 8 de abril, según un cable de Bloomberg, Roubini pensaba que Colombia era una de las naciones de América Latina más golpeadas por la crisis y con pocas perspectivas de mejorar. Afirmó que la economía fue afectada por “choques comerciales, la caída de las exportaciones… y la masiva reducción de las remesas de trabajadores en España”.
Pero el 19 de mayo, cuando visitó al país, opinó que somos una de las economías sólidas de Latinoamérica: “Colombia, como otros países de la región aún están sujetos a una desaceleración debido a la crisis mundial, pero tiene aspectos fundamentales que la hacen sólida” (La República).
¿Y qué recomendó? Como el comercio es el principal canal de transmisión de la crisis, Roubini aconsejó reducir el peso de las exportaciones en el crecimiento económico y dar prioridad al mercado interno y al de los vecinos, “todo con el objetivo de reducir la dependencia de E.U., es decir que haya más comercio sur-sur" (Portafolio).
Tirios y troyanos, encantados, le dieron la razón. Y varios se regodearon diciendo que ellos ya habían advertido el error de dar tanta importancia al comercio internacional.
Pero no se cuestionaron por qué, en escasos 40 días, cambió tan radicalmente su opinión sobre el país. Tampoco de qué magnitud es la masiva caída de remesas de España y cuál es la fuente de la información, porque ese dato no existe desglosado en las estadísticas oficiales.
Según la balanza cambiaria, hasta mediados de mayo las remesas totales en dólares han caído apenas el 10%; pero en moneda local registran un incremento superior al 15%, por lo que su impacto macroeconómico sigue siendo positivo.
¿Y qué hay del desplome del comercio? Las exportaciones de Colombia se redujeron en el primer trimestre en 13% anual, en gran parte por un efecto precio, pues en volumen el total exportado creció cerca del 5%. Pero en otros países caen más: en Chile 42%; en Ecuador 44%, en Perú 32% y en Brasil 19%.
Más raro es que no cuestionen la propuesta de reducir la dependencia de Estados Unidos para reforzar el comercio sur-sur. Si aceptamos que Colombia ha sentido el impacto de la crisis porque el 37% de las exportaciones se orienta hacia ese mercado, ¿qué explica que las exportaciones caigan más en Perú, Brasil y Chile, que sólo le exportan el 18%, 14% y 11%, respectivamente?
Pero, bueno… ¿cómo rompemos la dependencia? ¡Sencillo! Si quitamos petróleo, carbón, café, flores, banano y oro, que representan el 86% de lo exportado a E.U., este país sólo representaría el 5% de nuestras exportaciones totales.
¡Listos! Ahora sólo tenemos que buscar entre nuestros vecinos quién nos compre US$11 mil millones en esos seis productos para fortalecer el comercio sur-sur. ¿Venezuela? ¿Ecuador? ¿Brasil? ¿México? ¿Bolivia?.
Nada fácil. Por eso el gobierno viene trabajando de forma ordenada en la diversificación de las exportaciones tanto en destinos como en productos, mediante las estrategias de negociaciones comerciales y de transformación productiva.
Sin duda, las ideas de Roubini sobre la crisis son más profundas y sensatas, pero fueron opacadas por sus opiniones poco fundamentadas sobre Colombia. Y fueron ellas las que tuvieron más eco entre los críticos de la política de inserción en la economía globalizada. Eso explica la magia.
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