Publicado en el diario La República el 19 de marzo de 2009
Es natural que en las ciencias sociales coexistan teorías alternativas para interpretar un objeto de estudio. Y así como hay posiciones irreconciliables, existen las que se complementan y se enriquecen mutuamente.
Los debates sobre las políticas adoptadas por un gobierno, no son la excepción; en ellos tienen cabida todas las vertientes del conocimiento y reina el respeto por el contrario. Se presume que una posición está sustentada en la honestidad intelectual de cada protagonista y en la firme convicción de sus ideas.
Lamentablemente no siempre acontece así. En una conferencia reciente en Cali sobre la política de negociaciones comerciales de Colombia, un ponente arremetió contra el gobierno, con base en mentiras. El problema es grave, por tratarse un debate dirigido a un nutrido grupo de estudiantes y docentes de varias universidades del Valle.
El conferencista de marras aseveró que el gobierno colombiano “escondió el estudio de Ifarma” que calculó en US$1,000 millones el costo de la negociación de propiedad intelectual en el TLC con los Estados Unidos. Sumando mentiras, señaló que los miembros del partido demócrata, basados en ese estudio, obligaron al gobierno norteamericano a cambiar lo negociado en el tratado; fue así como el Protocolo Modificatorio eliminó aspectos altamente lesivos para la salud y el acceso de los colombianos a los medicamentos.
Nada más alejado de la realidad. Para empezar, el documento tuvo amplia divulgación, no sólo en páginas de Internet del gobierno, sino en otras, como la de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Adicionalmente, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo le hizo comentarios profundos que ameritaron una reunión de la OPS y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para analizarlos. Por último, funcionarios del gobierno participaron en debates directos con los autores en varios escenarios académicos.
Los comentarios del gobierno evidenciaron un error protuberante que alteraba los resultados de las simulaciones. Los autores supusieron 20 años de vida útil de las patentes de medicamentos, cuando en realidad ésta fluctúa alrededor de 10. Conclusión: todos los cálculos son erróneos, incluyendo los míticos US$1.000 millones (en eso lo convirtieron los críticos del TLC).
También se criticó el documento de Ifarma por asumir como un hecho consumado la posición inicial de negociación de los Estados Unidos y no tomar en cuenta la de Colombia frente a esas aspiraciones. Así, los escenarios del estudio contienen “estimaciones de costos” por aceptación de patentes a más de 20 años, alargamiento de todas las patentes en dos años por demoras injustificadas, patentes de segundo uso y protección de datos de prueba a 7 años, entre otros.
El estudio fue publicado en noviembre de 2004, cuando la negociación apenas llevaba siete meses de haber comenzado. Esta culminó a comienzos de 2006 y en el texto final no quedó ninguno de los escenarios mencionados, con excepción de la compensación por demoras injustificadas; aún así, se espera que su aplicación sea la excepción y no la norma, como lo asume Ifarma.
¿Por qué esconder un estudio así?
Ahora bien, el Protocolo Modificatorio ¿cambió radicalmente el capítulo de propiedad intelectual? No. Introdujo algunas flexibilidades positivas, mientras que muchos cambios fueron cosméticos.
Por lo tanto es falso afirmar que el estudio de Ifarma propició cambios en el contenido del TLC, pues poco y nada de los escenarios propuestos quedaron en el texto final. Y también es claro que el Protocolo en ningún momento introdujo cambios esenciales en el contenido.
Si un conferencista con toda desfachatez lanza semejantes mentiras en un escenario académico con el simple objetivo de ridiculizar al adversario ¿qué tipo de debates espera en Colombia? ¿Es esa la formación profesional que desea fomentar?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario