Publicado en la revista MisiónPyme de septiembre de 2009
Con ese nombre bautizó el Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, el componente de la política de transformación productiva que se orienta a los sectores ya establecidos, que tienen experiencia en los mercados internacionales, y que en algún grado enfrentan una coyuntura compleja por la competencia mundial.
Los sectores nuevos y emergentes son el otro componente de esta política, que fue oficialmente presentada en sociedad el pasado 21 de julio (ver www.transformacionproductiva.gov.co). Son actividades con alto dinamismo mundial y gran potencial de crecimiento en las próximas décadas, pero cuyo desarrollo en Colombia es incipiente.
El objetivo de la política de transformación productiva es el desarrollo de sectores de clase mundial, siguiendo el exitoso ejemplo de economías tan diversas como China, Irlanda, España, Emiratos Árabes, India, Filipinas y Marruecos, entre otras.
¿Por qué enfocarse en sectores ya establecidos y no sólo en los nuevos? Porque es importante aprovechar el capital que tiene el país en los conocimientos y la experiencia de los empresarios de sectores que pueden evolucionar hacia nuevos nichos de mercado o hacia sistemas de producción de mayor valor agregado.
Más y mejor de lo bueno busca repotenciar las actividades establecidas, generadoras de empleo y de las que el país conoce los mercados internacionales. En una primera oleada, hay cuatro sectores que están implementando esta estrategia: confecciones, autopartes, energía eléctrica y comunicación gráfica.
Un ejemplo ilustra la importancia de capitalizar la experiencia. En las confecciones es evidente lo que Bhagwati denomina “ventaja comparativa caleidoscópica”, según la cual la ventaja en la producción de un bien se va desplazando por el mundo, hacia los países con menores costos de producción. La ventaja que alguna vez estuvo en Inglaterra, pasó a Estados Unidos, después a Latinoamérica y ahora al Asia, especialmente a China e India.
Colombia, que ha competido en los mercados internacionales, hoy se ve atacada por las confecciones asiáticas y tiene limitados márgenes para defenderse, pues es difícil competir contra los bajos costos de la mano de obra y las escalas de producción. El dilema entonces es ser creativos o resignarse y salir del juego.
Los empresarios colombianos de este sector le apuestan a lo primero: Repensar el sector y evolucionar hacia producción de mayor valor agregado, con diferenciación de productos y diseño; por eso el trabajo no se hace como sector aislado sino como cadena textil, confección, diseño y moda.
¿Pueden otros sectores volverse de clase mundial? ¡Claro que sí! Los cuatro sectores mencionados son parte de la primera oleada de esta política. Mientras llega la segunda, los demás sectores establecidos deben avanzar en el marco general de la política de competitividad. Lo importante es no quedarse dormidos como el camarón, para que no se los lleve la corriente.
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