Publicado en la revista MisiónPyme No. 51 de abril de 2012
En los años recientes la oferta de financiación para las empresas viene cambiando en Colombia. Esta es una tendencia importante, porque el acceso al capital es uno de los obstáculos principales para el crecimiento empresarial y para el desarrollo económico.
Hasta comienzos del presente siglo las opciones de financiación para las empresas estaban limitadas al crédito del sector financiero y al acceso del mercado de capitales. La literatura académica evidencia una relación directa entre la magnitud relativa de estos mercados y el desarrollo económico. Pero en el caso colombiano ambos son de un tamaño reducido.
El sector financiero se redujo con la crisis financiera de mediados de los noventa y apenas ahora está llegando al nivel que tenía hacia 1997. El Banco de la República calcula que el indicador de profundización financiera (cartera bruta/PIB) en diciembre de 2010 fue 32.9%, que es bajo en el contexto internacional.
El mercado de capitales también es pequeño en términos relativos. El número de empresas que cotizan es reducido y la emisión de bonos se restringe a empresas de gran tamaño. En esto pesan factores culturales, pues los empresarios tradicionales son poco proclives a la emisión de acciones y prefieren el crédito bancario.
Esto repercute en un exceso de demanda de crédito del sector financiero y el acceso queda limitado a la “crema” de las empresas. El resto se ve constreñido al uso de recursos propios y a caer en las redes de los agiotistas, lo que frena su velocidad de desarrollo.
Consciente de la importancia de derribar los obstáculos a la financiación, el gobierno viene trabajando en el entorno para el desarrollo de nuevos vehículos financieros, que permitan a las empresas tener una estructura de capital más diversificada.
En esa línea, se dio un giro en la operación de Bancoldex dejando su especialización en la financiación de los exportadores, para enfocarse más en las pymes. Ahora está avanzando hacia su estructuración como banco de desarrollo con nuevas funciones para el fomento del emprendimiento y la innovación.
Otro paso importante fue el programa Bancoldex Capital, mediante el cual se está conformando en Colombia la industria de fondos de capital privado. Ellos adquieren parte de la propiedad de una empresa ya constituida; esa inyección de capital más el acompañamiento gerencial aceleran el crecimiento. Una vez logrado ese objetivo, salen de la inversión, promoviendo la entrada de la empresa a bolsa o vendiendo la parte al socio o a otro inversionista.
Para el caso de las microempresas se desarrolló el programa de Banca de las Oportunidades. Este no sólo repercute en el aumento de los niveles de bancarización del país, sino que brinda recursos para mejorar las condiciones de vida de las familias que dependen de microempresas de subsistencia, alejándolas del fatídico gota a gota.
Actualmente se está trabajando en el fortalecimiento de las redes de ángeles inversionistas y la creación de fondos de capital semilla. Estos se enfocan en actividades empresariales que están en sus primeras fases de desarrollo y son, por lo tanto, de mayor riesgo.
Esta es una panorámica general, que demanda una exposición y evaluación más detallada de cada vehículo financiero. Pero queda claro que de cara al siglo XXI los empresarios colombianos contarán con mayores posibilidades de superar el obstáculo de la financiación y tendrán mejores condiciones para crecer sus empresas.
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