Publicado en Portafolio el 21 de octubre de 2022
La tasa de cambio es de las variables más difíciles de proyectar. Lo evidencia la última encuesta de expectativas del Banco de la República, aplicada a 40 expertos del sector financiero, entre el 6 y el 11 de octubre; aun cuando la mediana de la TRM esperada para fines de mes es de $4.600, en estos días la hemos visto alrededor de $4.800.
La depreciación reciente resulta de la confluencia de diversos factores externos e internos. Entre los primeros destacan los incrementos de la tasa de la FED que repercuten en el fortalecimiento del dólar y en la depreciación de las demás monedas. Adicionalmente, el último informe del FMI (World Economic Outlook, October 2022) destaca un elemento pasado por alto en la mayoría de los análisis: la notable mejora en los términos de intercambio de EE.UU., consecuencia de los altos precios internacionales del gas, el petróleo y otros productos básicos que este país exporta.
Entre los factores internos están los déficits fiscal y de cuenta corriente y los confusos mensajes del gobierno sobre reforma tributaria, sectores de minería e hidrocarburos, compra de tierras y posibles controles de capitales. Esta combinación repercute en una mayor percepción de riesgo de la economía colombiana, reflejada en el EMBI y la tasa de cambio.
El EMBI de Colombia, que viene aumentando con la pérdida del grado de inversión y el agresivo tono de la campaña presidencial, se aceleró entre el 8 de agosto y el 17 de octubre de 2022 con un incremento de 22,4%; supera la variación de países como Perú, Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, Costa Rica y México y la media latinoamericana.
Las tasas de cambio de muchos países se han depreciado por las mayores tasas de la FED y sus efectos han sido mitigados parcialmente por los bancos centrales incrementando sus tasas de intervención. En un gráfico presentado por Gita Gopinath y Pierre-Olivier Gourinchas, (“How Countries Should Respond to the Strong Dollar”, October 14, 2022) se observa que el debilitamiento del peso colombiano frente al dólar es de alrededor del 10% en lo corrido del año, y que cerca del 80% se explica por la variación entre el 1 de julio y el 4 de octubre.
Esta no es una buena situación en un escenario con la economía mundial desacelerándose, con América Latina enfrentando un choque adicional proveniente del endurecimiento de los mercados financieros internacionales, y con crecientes temores de crisis de deuda soberana en algunas economías emergentes. Es imprescindible unificar los mensajes gubernamentales, no dar señales alarmistas a los mercados y postergar para mejores tiempos la creatividad o los ensayos de política económica con base en teorías inciertas.
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