Publicado en Revista Fasecolda No. 156, julio 2014
Una interpretación errada de la reciente pérdida de participación de la industria en el PIB puede conducir a decisiones equivocadas de política económica. Por eso es importante entender el concepto de desindustrialización y sus alcances.
La desindustrialización puede ser un fenómeno real o natural. Pero no es correcto usarlo como una herramienta para descalificar la gestión económica de un gobierno y como presunta prueba de que no hay política industrial en Colombia.
La discusión debería servir para evaluar el modelo de desarrollo industrial que ha tenido el país y trazar los correctivos adecuados si, como es deseable, se quiere una “reindustrialización”.
El concepto y los hechos
No hay una forma única de definir la desindustrialización, pero en la literatura económica se hace énfasis en la reducción del empleo sectorial, la contracción de las exportaciones industriales y la pérdida de participación en el PIB. En nuestro medio, la mayor parte de los análisis se concentran en el último indicador.
En el gráfico 1 se observa que la participación de la industria en el PIB alcanzó un máximo de 23.5% en 1974 y en 2013 el mínimo (11.3%). Esta pérdida de 12.2 puntos porcentuales de participación es lo que se identifica como la desindustrialización de Colombia.
Los indicadores de empleo no corroboran esa hipótesis pues, como se observa en el gráfico 2, a pesar de la reducción en la coyuntura reciente, el nivel es superior al de 2001. De igual forma, las exportaciones industriales registran una tendencia creciente, interrumpida por los efectos de la crisis mundial y el cierre del mercado venezolano (gráfico 3); al quitar este último, se observa que las exportaciones ya superaron el nivel que tenían antes de la crisis mundial.
El gráfico 4 muestra que la caída en la participación de la industria en el PIB no es exclusiva de Colombia, sino que es un fenómeno generalizado para América Latina. Incluso la base de datos del Banco Mundial permite colegir que es un fenómeno global. Salta a la vista que economías como la de Brasil, cuya política industrial es vista por analistas colombianos como el modelo a seguir, registran una contracción muy superior a la colombiana.
Problemas metodológicos
Parte de los 12.2 puntos de menor participación de la industria en el PIB se originan en los cambios de metodología de medición del PIB.
En el gráfico 1 se resalta que en 1994 el peso es inferior en 4.8 puntos porcentuales cuando se usa la base 1994 y no la base 1975. Y con la base 2005 la participación es inferior en 0.8 puntos en el 2000 y en 1.6 puntos en 2007, que la obtenida con base 1994. Esto significa que casi el 50% de la pérdida de participación es explicada por cambios en la metodología el PIB.
Esas alteraciones en los pesos relativos de los sectores son hasta cierto punto normales, como lo resaltó el Dane (2010; p. 105) al explicar las diferencias ocasionadas al cambiar la base del 2000 al 2005:
"Comparando los resultados arrojados por las dos bases, se observan algunas modificaciones de la estructura productiva sectorial del año 2005, explicadas por los cambios en la importancia relativa en el valor de la producción (determinada por los volúmenes producidos y los correspondientes precios al productor) y por el comportamiento de las relaciones técnicas de producción de las actividades económicas, en particular del coeficiente técnico del consumo intermedio (C.I./Producción). En efecto, mientras ciertas actividades cobran mayor importancia relativa (servicios financieros, de seguros y servicios a las empresas, por ejemplo), otras ceden terreno en la estructura del PIB total (como es el caso de la agricultura)".
El argumento de la metodología no le gusta a algunos de los analistas que han participado en el debate, pero, como se deduce de lo anterior, sería erróneo menospreciarlo. En cambio, Martínez y Ocampo (2012; p. 110) tratan de corregir la distorsión con una reconstrucción de las series y calculan que la participación industrial se redujo en seis puntos porcentuales entre 1974 y 1999 (en el gráfico 1 que muestra el cambio en la metodología del PIB, la reducción es de diez puntos en este mismo periodo).
Desintegración vertical
El trabajo reciente de Carranza y Moreno (2013) aporta una explicación alternativa, partiendo de observar que a medida que un sector se desarrolla, se va concentrando en su actividad central y terceriza aquellas que no son de la esencia del negocio.
De esta forma, actividades como la vigilancia, el aseo, y la contabilidad, por ejemplo, ahora son desarrolladas por empresas especializadas en ese tipo de servicios. En la medición del PIB, la tercerización se refleja como un mayor valor agregado del sector de servicios y una contracción del industrial.
Carranza y Moreno (2013; p. 18) realizaron un ejercicio de medición de la cadena industrial, agregando a la industria aquellas actividades de servicios necesarias para la producción industrial. Su conclusión es que:
"Actualmente la cadena de producción industrial colombiana absorbe alrededor del 35% de la actividad económica. Notablemente, no existe ninguna evidencia de que la actividad industrial haya perdido importancia en la economía durante la última década y mucho menos evidencia hay de que su tamaño se haya reducido".
El argumento básico de desintegración vertical de la producción industrial encuentra respaldo en los análisis sobre las cadenas globales de valor en el contexto de la economía globalizada. Feenstra (1998) y Stephenson (2012) señalan que la nueva organización mundial de la producción induce la tercerización tanto de procesos productivos como de servicios, que favorecen especialmente a las pymes.
Evolución reciente
Las dos secciones anteriores describen posibles explicaciones a la reducción de la participación de la industria en el PIB en el largo plazo. Pero en la coyuntura reciente pueden haber incidido otros factores.
En 2006 la autoridad monetaria inició una política de aumento de las tasas de interés de intervención, con el propósito de frenar las presiones inflacionarias en la economía. Es conocido que esta política frena la demanda agregada y desacelera la actividad económica.
El valor real de la producción industrial, que alcanzó una tasa de crecimiento del 12.9% anual en junio de 2007, se empezó a desacelerar rápidamente. Para septiembre de 2008, cuando comenzó la crisis mundial con la quiebra de Lehman Brothers, ya la producción industrial colombiana se estaba contrayendo.
Por lo tanto, la industria colombiana se encontraba debilitada al comenzar la crisis mundial. Cabe recordar que la transmisión de la crisis desde las economías desarrolladas a las subdesarrolladas se dio por el canal comercial y que, en el caso de Colombia, el impacto se acentuó con el cierre del mercado de Venezuela. En 2009 las exportaciones industriales al mercado venezolano cayeron el 38.2% anual y al resto del mundo en 13.3%.
A estos dos factores, hay que sumar el lento crecimiento del comercio internacional después de la crisis mundial de 2008-2009, por efecto de la crisis de la deuda soberana de las economías de la zona euro; la débil y lenta recuperación de la economía de Estados Unidos; la desaceleración de las principales economías emergentes en 2012 y 2013; la persistente apreciación del peso; y la imposición de barreras al comercio industrial por parte de Argentina y Ecuador.
A manera de conclusión
Es un hecho que la participación de la industria en el PIB se redujo en los últimos 40 años. Pero no se puede concluir que toda la reducción se pueda clasificar como desindustrialización o que ella sea consecuencia de políticas industriales erradas, especialmente cuando el empleo y las exportaciones industriales no son consistentes con esa hipótesis.
La mitad de la pérdida de participación es directamente atribuible a cambios en la metodología de las cuentas nacionales. También hay un fenómeno de desintegración vertical de la industria y la confluencia reciente de múltiples factores que han tenido impacto negativo transitorio en la producción industrial.
Qué tanto de la menor participación industrial en el PIB es atribuible a cada uno de los factores mencionados y qué tanto es coyuntural o estructural, son temas pendientes de estudios técnicos.
Bibliografía
Carranza, E. y Moreno S. (2013). “Tamaño y estructura vertical de la cadena de producción industrial colombiana desde 1990”. Borradores de Economía, No. 751. Banco de la República.
Dane (2010) “Cuentas Nacionales base 2005. Principales cambios metodológicos y resultados”. Noviembre. Recuperado el 26 de mayo de 2014.
Feenstra, R. (1998). “Integration of Trade and Disintegration of Production in the Global Economy”. Journal of Economic Perspectives. Volume 12, Number 4.
Martínez A. y Ocampo J. A. (2011). Hacia una política industrial de nueva generación para Colombia. Coalición para la promoción de la industria colombiana. D’vinni Impresores. Bogotá.
Stephenson (2012) “Global Value Chains: The New Reality of International Trade”. E15 Expert Group discussion on Global Value Chains. Geneva, November. Recuperado el 26 de mayo de 2014.
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