Publicado en Portafolio el24 de septiembre de 2021
Algo muy malo ocurre con el comercio exterior colombiano. No se entiende cómo en medio de un auge de precios internacionales de los productos básicos el país registró el peor déficit comercial para un primer semestre en los últimos 31 años (quizás sean más, pero no hay información mensual anterior a 1991 para verificarlo).
Desde luego, es positivo que las importaciones estén creciendo, especialmente cuando los más dinámicos son los bienes intermedios (36,7% anual) y los bienes de capital (27,8%). Este es un síntoma de la sólida reactivación que está registrando la economía y refuerza la expectativa de un crecimiento del PIB de alrededor del 8,0% en 2021.
Pero las exportaciones no están reaccionando adecuadamente frente a la recuperación de la economía mundial y exhiben un rebote modesto después de la fuerte caída de 2020. Así lo evidencian las estadísticas de la OMC, que hace seguimiento mensual del comercio internacional de 74 economías entre las cuales se incluyen 13 de América Latina.
En el primer semestre de 2020, las exportaciones de ese conjunto cayeron -12,8% respecto a igual periodo de 2019 y Colombia tuvo el tercer peor desempeño, con una reducción de -25,3%; las de los países de la región disminuyeron -13,1% (promedio simple) y de ellos solo El Salvador mostró un resultado más malo que el colombiano (-27,0%). Pero en el primer semestre de 2021 las exportaciones volvieron a crecer: 30,1% las del conjunto, 18,9% las de Colombia y 34,4% las de la región; ahora las colombianas son las de menor crecimiento entre los latinoamericanos, mientras que Perú (62,3%), Bolivia (54,3%) y El Salvador (48,0%) están entre los que más crecen entre los 74 países.
La realidad es que si no fuera por los excelentes precios que hay en el mercado internacional Colombia tendría una situación aún más lamentable. Al calcular cantidades y precios implícitos se encuentra que en el primer semestre de 2021 el volumen exportado cayó -29,5% anual y que el mencionado crecimiento en valor se explica porque los precios unitarios se incrementaron en 68,8%. La separación entre minero-energéticos y no minero-energéticos revela una reducción de -31,5% anual en el volumen de los primeros y un modesto crecimiento del 2,0% en el de los segundos.
Un superávit comercial no debe ser la prioridad del país, pero no se pueden desconocer los riesgos de un déficit tan grande y una dependencia tan alta de productos básicos; según el Atlas de Complejidad Económica de la Universidad de Harvard, entre 2004 y 2019 solo ingresaron seis nuevos productos de exportación a la canasta colombiana y su impacto ha sido marginal. Es más que evidente la urgencia de diversificar las exportaciones de una vez por todas y poner en práctica los muchos consejos de la Misión de Internacionalización.
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