Publicado en el diario La República, el 10 de noviembre de 2011
Ante la probable aparición de enfermedad holandesa en el país, como consecuencia de una bonanza de productos básicos, surge la preocupación sobre lo que puede ocurrir con las exportaciones de bienes industriales. En los agropecuarios los efectos serían menores porque podrían ser beneficiados por los altos precios internacionales en los próximos años.
El gobierno ha sido precavido: tramitó en el Congreso la reforma a las regalías, para crear fondos de ahorro de parte de los recursos de una probable bonanza minero–energética; el país cuenta con una ley de responsabilidad fiscal; y recientemente se aprobó la ley de regla fiscal.
En ese contexto, convine evaluar cómo han evolucionado las exportaciones industriales de Colombia, pues sería de presumir que ya se han empezado a deteriorar por efecto de la presunta desindustrialización, por la revaluación y por la desaceleración de la economía mundial.
Las exportaciones industriales vienen perdiendo participación en el total exportado tanto en volumen como en valores, desde antes de la crisis mundial. El valor exportado (excluyendo los derivados del petróleo) representó un máximo del 42.7% en 2001, y en 2010 apenas fue el 24.4% de las exportaciones totales. En volumen alcanzaron un máximo del 6.7% en 2002 y bajaron al 4.1% en 2010.
¿Estos resultados se relacionan con la desindustrialización? No parece tal, pues si bien pierden participación en el total, tanto el valor como el volumen de las exportaciones de este sector tienen una tendencia creciente que sólo se ve interrumpida por la crisis mundial.
El valor de las exportaciones industriales creció continuamente desde 1991 (6.3% anual) y su ritmo se aceleró en el periodo 2004-2008 (18.2% anual). En los dos años siguientes se redujeron como consecuencia de la crisis mundial y del cierre del mercado de Venezuela.
Es evidente el impacto de Venezuela tanto en la notable dinámica hasta 2008, como en la caída en los años 2009 y 2010. Sin incluir ese mercado, las exportaciones industriales ya sobrepasaron el monto exportado del 2008, mientras que incluyéndolo apenas lo harán este año.
En términos de volumen las exportaciones muestran un comportamiento diferente al del valor, pues el mayor dinamismo se registró entre 1991 y 2003 (11.1% anual), mientras que en el periodo 2004-2008 fue más moderado (2.9% anual), registrando el máximo en 2007. Posiblemente la reducción refleje el impacto de la apreciación de la tasa de cambio, especialmente cuando se hace el análisis descontando a Venezuela, dado que desde 2006 se empezó observar una caída. En ambos casos, no se ha recuperado el volumen exportado, pero la evolución reciente permite esperar que sin el mercado vecino al cierre del presente año se alcance el nivel precrisis.
En las dos últimas décadas el índice de volumen muestra que desde 1991 las exportaciones industriales han crecido más que las exportaciones primarias, y que productos como el petróleo, los derivados del petróleo y el café.
En cambio el índice de precios implícitos indica que los industriales son precisamente los que menos han crecido, mientras que los de derivados del petróleo registran el mayor aumento.
En síntesis, las exportaciones industriales han tenido un desempeño notable durante las últimas décadas tanto en valores como en volumen. Sin embargo, pierden participación en el total exportado porque hay fuerte efecto precios en los bienes primarios, que no alcanza a ser compensado por el efecto volumen de las exportaciones industriales.
No obstante, es preciso hacer un seguimiento estrecho de su evolución para ver si la tasa de cambio está afectando el volumen exportado y neutralizar los impactos negativos que pueda generar en él una bonanza minero-energética.
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