Publicado en el diario La República el 13 de octubre de 2011
En su más reciente columna, el analista Manuel José Cárdenas se refiere a la necesidad de contar con una clasificación de las exportaciones más adecuada al mundo actual.
Tomando como referencia las discusiones del pasado congreso de exportadores, Cárdenas destaca la obsolescencia de la clasificación de las exportaciones en tradicionales y no tradicionales, atribuye a Analdex la propuesta de sustituirla por una basada en la intensidad tecnológica y critica la sugerida por el Ministro de Comercio, Industria y Turismo de diferenciar las minero-energéticas del resto.
La discusión es importante y por eso es bueno que los comentaristas como Cárdenas llamen la atención sobre el tema. No obstante, es conveniente hacer unas precisiones y poner en contexto la propuesta del Ministro.
Javier Díaz, presidente de Analdex, propuso triplicar las exportaciones “no tradicionales” en nueve años, y no discutió la clasificación de las exportaciones, como se puede comprobar en su artículo de La República del 9 de septiembre.
La discusión sobre la metodología la planteó el Ministro Sergio Diaz-Granados en su intervención (disponible en las páginas de Analdex y del Ministerio). En la presentación señaló las ventajas de la clasificación por intensidad tecnológica: la comparación con otros países, y la posibilidad de hacer seguimiento al grado de complejidad de las exportaciones y a la evolución de la diversificación. Pero así mismo enunció algunas restricciones, como son el poco conocimiento que de ella tienen los analistas, la relativa complejidad para su elaboración y el problema de no tener una base de referencia actualizada, dado que la Cepal y el Dane la siguen trabajando con CUCI 2, cuando ya está disponible la CUCI 4.
La clasificación por intensidad tecnológica se utiliza en los análisis internos del Mincomercio, por lo menos desde 2007. Incluso, en la página web está disponible un documento elaborado por la Oficina de Estudios Económicos en diciembre de ese año (“Exportaciones de Colombia: Un análisis por intensidad tecnológica”), que incluye un anexo con la metodología de cálculo. Adicionalmente, desde marzo de 2008 el Dane publica un cuadro de exportaciones con esta clasificación; sin embargo, comenzó publicándola para las exportaciones totales y desde finales de ese año lo hace sólo para las no tradicionales.
Justamente las restricciones señaladas por el Ministro llevan a pensar en la conveniencia de sustituir la clasificación de tradicionales y no tradicionales, por una que sea de fácil comprensión y cálculo por los analistas, pero que además sea compatible con la de intensidad tecnológica. De ahí surgió la separación entre minero-energéticas y no minero-energéticas.
Con esta clasificación al gobierno no se le “olvida que la meta de Colombia no es convertirse en un país minero”. Justamente lo que permite es destacar el desempeño de las exportaciones industriales y las de productos primarios del agro.
El gobierno aceptó la propuesta de Analdex, pero con el fin de triplicar las exportaciones no minero-energéticas, lo cual desvirtúa esa apreciación del “olvido”. Adicionalmente, la respuesta del Ministro indica la necesidad de complementar la propuesta con el seguimiento a los índices de comercio intraindustrial y a los de concentración por productos y por mercados. Esos tres componentes apuntan a un monitoreo continuo que permita preservar y fortalecer las exportaciones de valor agregado ante el potencial riesgo de enfermedad holandesa.
Los analistas como el doctor Cárdenas tienen razón en la necesidad de modernizar la clasificación de las exportaciones. Ahora es importante su contribución al uso, difusión y comprensión de la agrupación en minero-energéticas y no minero energéticas.
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