Publicado en Portafolio el 15 de abril de 2016
El TLC con EEUU aumenta la obesidad, según la novedosa y exótica hipótesis de un profesor de nutrición de la Universidad Nacional (John Bejarano “TLC aumenta malnutrición en los colombianos”. UN Periódico, No. 197).
Además de sorprendido, el lector queda perdido, pues desde el título en adelante no es claro si el artículo trata sobre hechos probables o realidades comprobadas. Sobre lo primero, el autor señala que la calidad de la dieta y “la composición corporal de los individuos… podría agudizarse con la entrada en vigor, hace cuatro años, del Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos”.
Sobre lo segundo, afirma que “las estadísticas empiezan a comprobarlo”, pues “en el primer semestre de 2013, el DANE registró compras nacionales por valor de 238 millones de dólares en alimentos y bebidas, destinados al consumo de los hogares, y 874,8 millones de dólares en alimentos procesados”.
Esta afirmación carece de rigor académico: 1. Los datos corresponden a importaciones, por lo que no pueden ser “compras nacionales”, dado que no incluyen la producción doméstica. 2. Son datos puntuales desprovistos de valor económico por la ausencia de comparaciones. 3. Son cifras “viejas” y parciales (solo un semestre). Los datos del año pasado, 458 y 1.900 millones de dólares, evidencian caídas de 11.9% y 1.4% anuales, respectivamente. 4. Con las cifras, el autor sugiere implícitamente que “procesados” equivale a nocivos para la salud; es un error, pues el concepto técnico estadístico es “elaborados” y en ellos se incluyen, por ejemplo, arroz semielaborado, maíz dulce congelado, otras legumbres congeladas, aceite refinado de girasol y salmón, atún, arenque y bacalao fresco o refrigerado. 5. Por último, esas no son importaciones desde EE.UU. sino de todo el mundo, luego es imposible concluir algo sobre el TLC.
Dadas las falencias en el manejo de los argumentos económicos, cabría esperar sobrada solvencia en los relativos a nutrición. El autor presenta unas cifras sobre el aumento de la obesidad en Colombia en las décadas recientes, que, razonablemente, no atribuye al TLC.
Su demostración del impacto de los TLC la fundamenta en la experiencia de México, país en el que la obesidad aumentó en las mujeres “de 34% a 73%” y en los niños el 40% (no señala qué pasó con los hombres). Pero no aporta argumentos que demuestren la causalidad entre el tratado con EEUU (Nafta) y esos aumentos de obesidad.
La realidad es que la obesidad es reconocida como un problema de salud pública mundial. Ello porque los cambios estructurales en los hábitos de consumo, movilidad y actividad física están repercutiendo en aumento de la población con enfermedades graves originadas en el sobrepeso.
El International Food Policy Research Institute señala que “entre 2010 y 2014, ningún país [entre 193] registró una disminución del sobrepeso y la obesidad en los adultos”, a pesar de los compromisos internacionales en esa materia. Además, en países de la región, como Argentina, Brasil, Cuba y Uruguay, que no tienen TLC con EEUU, la población obesa aumentó en el periodo más que en Colombia (2.0%) y en Ecuador el incremento fue similar (1.9%).
Conclusión: La sociedad necesita preservar el rigor académico que demanda el prestigio de la Universidad Nacional de Colombia. Yo lo pido en mi calidad de egresado.
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