Publicado en Portafolio el 23 de agosto de 2024
Dos profesores de la Universidad de Pensilvania llamaron la atención recientemente sobre la posible caída anticipada de la población en Colombia, lo que estaría indicando que la transición demográfica es más acelerada de lo esperado (Jesús Fernández e Iván Luzardo, “¿Comenzó el declive demográfico en Colombia?”. Portafolio, 19 de junio de 2024). Argumentan estos autores que la natalidad observada en 2022 y 2023 cayó de forma acelerada (-7,0% y -11,0%, respectivamente) y la migración neta es negativa (más salidas del país que entradas de migrantes).
El Dane publicó en “Población e indicadores a nivel nacional (periodo: 2020-2070)” una estimación de la caída de los nacimientos en 4.853 en 2022 y 6.744 en 2023, y las observadas, según los boletines técnicos de estadísticas vitales, fueron 43.289 y 63.268, respectivamente. Esto implica una reducción más rápida de la tasa de fecundidad; en la mencionada publicación de proyecciones era 1,7 niños por mujer y la observada fue 1,2 en 2023.
Con relación a la migración neta, Fernández y Luzardo (2024) afirman que “el año pasado se registraron 5.175.412 salidas de nacionales hacia el exterior, mientras que se contabilizaron 4.729.814 ingresos, por lo que la migración neta de colombianos habría sido de -445.598”. De las estadísticas de nacimientos y defunciones del Dane se colige que esa variable todavía fue positiva en 2023.
Llaman la atención las diferencias entre los datos de población que estima el Dane en “Proyecciones de población a nivel nacional. periodo 2020 – 2070” y los de la ONU, actualizados en la reciente publicación “World Population Prospects 2024”. Para 2023, por ejemplo, la población en edad de trabajar en Colombia (entre 18 y 62 años) es superior en 1,2 millones en las cifras de la ONU, mientras que la población de más de 62 años en la publicación del Dane supera en 5,1% a la de la ONU.
Son múltiples las implicaciones de estas diferencias, por lo que es importante establecer las fuentes y solucionarlas. Así se podrá definir mejor la senda probable de la transición demográfica, pues, según cuál sea, serán distintas las decisiones de las políticas públicas.
Son grandes las implicaciones que de ahí se derivan: estimar cuántos son los adultos mayores adicionales que el sistema pensional y el pilar solidario deben financiar cada año; cuál será el gasto esperado en salud; calcular los efectos en las finanzas públicas; mejorar las estimaciones sobre evolución del mercado laboral; evaluar los incrementos en la demanda potencial de los diversos sectores a los que impacta la “economía senior”; por último, valorar los cambios que se requieren en las políticas de migración, de cara a la caída de la población. En fin, es un tema de crucial interés nacional.