Publicado en Portafolio el 24 de junio de 2024
De las reformas propuestas por el gobierno, la pensional era la que tenía más probabilidades de ser aprobada por el Congreso, porque es una realidad que se necesitan cambios en el sistema pensional.
Independientemente de los debates que surgieron en torno a varios puntos del contenido y a la mecánica de aprobación del proyecto de ley, es importante tener en cuenta que sus logros son parciales y que se dejaron de lado temas de fondo, como los ajustes paramétricos y la cobertura poblacional.
Uno de los graves problemas que hay en Colombia es que en 2021 solo alrededor del 25% de los mayores de 65 años contaba con una pensión, mientras que la media de América Latina era de 46,8%, según la OIT. Como consecuencia, muchos de ellos dependen de sus familias y cuando estas no pueden o no quieren mantenerlos terminan en el abandono y en la miseria. La OIT calcula que el 53,8% de los adultos mayores no tenía ni ingreso laboral ni pensión, superando casi en 20 puntos la media de la región (34,5%).
En este aspecto hay un avance en la ley aprobada la semana pasada. El pilar solidario establece una renta básica equivalente a la línea de pobreza extrema para las mujeres mayores de 60 años y los hombres de 65 en situación de pobreza.
El otro problema es el de la baja cobertura del sistema pensional, pues en esencia hacen parte de él los trabajadores formales. Con niveles de informalidad laboral estancados por encima del 55% y con políticas poco efectivas para reducirla, la mayor parte de esa población seguirá excluida. Algunos analistas esperan que la reforma laboral contribuya a reducirla, mientras que otros piensan que su efecto será negativo.
Un tema adicional es el de las edades de jubilación. En Colombia, según el Dane, la esperanza de vida de los hombres pasó de 48 a 75 años en las últimas siete décadas y la de las mujeres de 52 a 80 años. A medida que sigue aumentando, si no se modifican las edades de jubilación, se necesitan recursos adicionales para financiar pensiones por más tiempo; las opciones son incrementar los aportes de trabajadores y empresarios o los recursos fiscales transferidos, lo que demandaría más impuestos a la sociedad. La solución debería ser una combinación de ese tipo de medidas, incluyendo una norma que ajuste de forma periódica y automática la edad de jubilación, como lo propuse en “El envejecimiento de la población: ¿un problema?” (en “Trabajo formal en Colombia: Realidad y retos”).
Colofón: como en el caso de las reformas tributarias, vamos a tener que acostumbrarnos a continuas reformas pensionales.