Publicado en Portafolio Portafolio el 16 de mayo de 2024
Eso concluyen el exprimer ministro inglés Gordon Brown, el economista financiero Mohamed El-Erian y el premio nobel de economía Michael Spence, en el libro Permacrisis: Soluciones para un mundo convulso. Además, plantean que la cascada de crisis globales (permacrisis) se explica también por problemas en la gestión económica y la crisis de gobernabilidad de la institucionalidad internacional.
Después de un largo periodo de crecimiento fundamentado, por un lado, en las políticas neoliberales de privatización y desregulación y, por otro, de exportación de manufacturas basado en una mano de obra barata, el modelo se agotó a partir de la crisis mundial de 2008; desde entonces, el crecimiento prácticamente se estancó. Ese modelo vivió la “tragedia de los comunes”, con la pérdida de biodiversidad y la destrucción de recursos naturales. Además, se agudizaron los problemas de equidad.
Pasamos de un periodo en el que la economía lideraba las decisiones sobre el acontecer mundial a uno en el que las determina la política; es un mundo en el que priman el nacionalismo populista, el proteccionismo y la seguridad nacional. En ese entorno, la cooperación global se debilitó.
El mundo actual enfrenta problemas de oferta por la limitación de los recursos naturales y los impactos en el cambio climático, y por los cambios en el mercado laboral. Los baby boomers se están jubilando y la población de los países desarrollados y China está envejeciendo; además, muchos trabajadores no aceptan trabajos estresantes, inflexibles y mal remunerados.
Brown, El-Erian y Spence proponen nuevos modelos económico y de gestión económica y un nuevo marco para gestionar la globalización y el orden mundial. El modelo económico se basa en el crecimiento económico, pero con mediciones de los impactos en equidad y en sostenibilidad ambiental. En la gestión económica es necesario replantear las relaciones entre la banca central independiente y la política fiscal, y estrechar los lazos de coordinación con otros países; además, el diseño de las políticas debe partir de las restricciones de oferta. En la globalización es crucial reestructurar los organismos multilaterales para cumplir funciones acordes con el nuevo escenario; por ejemplo, el FMI debe ser un mecanismo para vigilar la economía mundial y prevenir las crisis y el Banco Mundial debe ser un banco de bienes públicos y ocuparse de la transición energética y del capital humano.
Si no se actúa, el escenario probable para la economía mundial será de bajo crecimiento, baja productividad, aumento de la desigualdad, agudización de los problemas del cambio climático, más pobreza, creciente malestar social y más desconfianza en las instituciones económicas. Es un debate provocador el que proponen estos autores y no debería ser indiferente para los colombianos.