Publicado en Portafolio el martes 24 de agosto de 2021.
Recientemente se incrementó la volatilidad de las tasas de cambio. Esta es una variable muy compleja y difícil de proyectar. Prueba de ello es que el Banco de la República no se compromete con proyecciones de la TRM entre las principales variables de pronóstico macroeconómico que publica periódicamente.
También lo prueban los expertos que negocian divisas y cuentan con sofisticadas herramientas de proyección. El Banco de la República les pregunta mensualmente cuáles son sus expectativas sobre la tasa de cambio; en agosto de 2020 proyectaron para agosto de 2021 una TRM de $3.669, pero el promedio observado en los primeros quince días fue de $3.900.
El futuro se caracteriza por la incertidumbre, pero ella puede ser de mayor o menor grado por choques difíciles de anticipar; en el caso de Colombia, en agosto de 2020 las expectativas no incorporaban la pérdida del grado de inversión. Por eso, entidades como el Banco Mundial, el FMI y el Banco de la República piden cautela en la lectura de sus proyecciones de 2021; incluso el FMI afirma que el mundo está viviendo un proceso de “recuperación inexplorada de una recesión sin precedentes”.
Son múltiples las variables que están alimentando la incertidumbre en 2021 y, como consecuencia, la volatilidad de las tasas de cambio. Una importante es el covid-19 en dos dimensiones. La primera, la enorme diferencia que hay en las campañas de vacunación entre las economías desarrolladas y el resto del mundo, que está incidiendo en dispares velocidades de reactivación. La segunda, la variante delta del coronavirus con una elevada tasa de contagio que está induciendo nuevas medidas de restricción.
Otra variable es el creciente temor a cambios en la política monetaria por la mayor inflación global, pese a que muchos banqueros centrales la ven como un fenómeno transitorio; ellos la explican por un efecto base, el desmonte de algunas políticas de apoyo para mitigar los impactos económicos y sociales, las interrupciones de algunas cadenas de valor y el fuerte incremento de los fletes por congestiones de varios puertos.
Pero en casos como Hungría, Rusia, Brasil, México y Chile los bancos centrales empezaron a aumentar sus tasas de política monetaria y los de Canadá e Inglaterra, anunciaron la reducción del ritmo de compras de títulos en los mercados; además hay analistas que esperan que la FED también anuncie la adopción de una medida similar desde comienzos de 2022.
También inciden las rebajas en la calificación de los bonos soberanos de numerosos países, junto con los problemas que enfrentan las economías para extender la política social y, simultáneamente, implementar programas de consolidación fiscal.
En síntesis, el mundo vive una época de incertidumbre originada en situaciones sin precedentes que están induciendo comportamientos que pueden seguir alimentando la volatilidad de los mercados.