Revolcón sectorial

miércoles, 30 de diciembre de 2009
Publicado en el diario La República el 12 de noviembre de 2008


¡Se cayó la agricultura! ¡Aun no comienza el TLC y ya el sector agropecuario muestra su debilidad! ¡Se aceleró la desagrarización de la economía colombiana!

Expresiones como esta se han demorado en aparecer en las opiniones de ciertos analistas. Pero surgirán cuando desprevenidamente comparen la cifra del peso relativo del agro que todos tenemos en la memoria (12% del PIB) con la publicada para el segundo trimestre de 2008: 8%.

Esto significa que el valor agregado del agro como porcentaje del PIB fue superado por el comercio (11%) y que el de la construcción (5%) se le acerca, pues es el sector que más está ganando participación.

¿Qué ocasionó este trastorno? La respuesta está en algunos ajustes metodológicos en el cálculo del valor agregado sectorial y en el cambio de base de las cuentas nacionales, que pasó de contabilizar el PIB con precios de 1994 a hacerlo con precios de 2000.

El Dane aclaró en una nota metodológica que en la nueva estimación hay dos cambios que reducen la participación del sector agropecuario: la exclusión de los ilícitos y la contabilización de la trilla de café en el sector industrial.

Los cultivos ilícitos fueron introducidos en el cálculo del PIB desde al año 1994; en ese año su valor agregado representó el 1.1% del PIB. Luego de alcanzar un máximo de 1.5% en los años 1999 y 2000, su participación descendió continuamente, como consecuencia de las políticas de erradicación de cultivos, hasta 0.5% en 2007.

Con relación al café, el cambio repercutió en una menor participación de 0.8 puntos porcentuales de la agricultura en el PIB, pero sólo incrementó la del sector industrial en 0.13 puntos porcentuales.

Cuando se compara la participación de los demás sectores en 2007 con las dos bases, se observa que sólo ganan participación la minería, el comercio, los servicios a las empresas y los servicios sociales. En los demás casos se reduce el peso relativo. Si bien hay algunos ajustes metodológicos adicionales a los mencionados, ellos no alcanzan a explicar la totalidad de los cambios.

Queda por lo tanto el impacto que ocasiona el cambio de base. Es ampliamente conocido que el año base de referencia se debe actualizar con alguna frecuencia y que ella implica cambios en los niveles de algunos sectores y en las tasas de crecimiento resultantes.

Este hecho fue evidente con los resultados de 2007. Con la base anterior, se anunció que la economía creció 7.5%; pero con la publicación de la nueva base el crecimiento fue de 8.2% (la revisión posterior lo dejó en 7.7%).

Las diferencias surgen porque el cambio de año de referencia arrastra múltiples factores que modifican los precios relativos de la economía, como por ejemplo, el impacto de los avances tecnológicos o de las diferencias en competitividad entre sectores.

Señala el economista Olivier Blanchard que en el caso de los Estados Unidos, con el cambio de base “se escribía, de hecho, la historia económica cada cinco años”. Para solucionar el problema el Bureau of Economic Analysis (BEA) empezó a calcular desde 1995 el PIB real con un método de índices encadenados. Con esa metodología se usa una base móvil que compara dos años seguidos y reduce los efectos que producen los precios en los pesos relativos de cada sector y en sus tasas de crecimiento.

Nadie duda del profesionalismo del Dane y de su esmero por incorporar las mejoras en la calidad de la información al cálculo del PIB. Sería importante avanzar adoptado una metodología de encadenamientos como complemento de la información actual. Entretanto, el esfuerzo podría orientarse a recalcular series largas que faciliten la vida de los investigadores que las necesitan.

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