¿Qué es el estancamiento secular?

miércoles, 22 de abril de 2015
Publicado en la edición digital de la revista MisiónPyme de abril de 2015

Este término es la fuente de amplios debates en las economías desarrolladas desde noviembre de 2013, cuando Larry Summers, exsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, lo resucitó en un foro del FMI.

El concepto de estancamiento secular (ES), fue acuñado por el economista Alvin Hansen en 1938, cuando todavía se sentían los impactos negativos de la Gran Depresión. Para Hansen, el menor crecimiento de la población y los escasos avances tecnológicos quitaban incentivos a la inversión y, por lo tanto, la economía tendería a perpetuar la recesión. Esta visión sobre el crecimiento económico fue relegada al olvido a partir del auge que siguió a la Segunda Guerra Mundial.

Según Robert Solow “El término estancamiento secular… denota una tendencia persistente de una economía nacional (o un grupo de economías) no solo a crecer con lentitud, sino más concretamente a encontrarse parcial o totalmente incapacitada para aprovechar al máximo su potencial productivo”.

Summers formuló el interrogante de si el ES se puede considerar como la “nueva normalidad” de las economías avanzadas. A pesar del tiempo transcurrido desde la quiebra de Lehman Brothers, el PIB potencial sigue disminuyendo y las tasas de crecimiento se mantienen bajas.

En una economía con exceso de ahorro y debilidad de la demanda, las bajas tasas de interés no son suficientes para estimular el crecimiento; se cae en lo que Keynes denominó la “trampa de liquidez” y ahora llaman el “problema del límite inferior cero”, en los debates sobre ES. Para incentivar la inversión serían necesarias tasas reales negativas, pero es difícil lograrlas porque la debilidad de la demanda repercute en menores tasas de inflación.

En ese contexto, los periodos de auge y pleno empleo podrían serían logrados por burbujas, como la tecnológica de los noventa o la más reciente de construcción de viviendas. Pero serían efectos temporales, pues una vez terminadas, la economía volvería al bajo crecimiento.

Como lo anotó Hansen, el ES se acentúa con la disminución de las tasas de crecimiento de la oferta laboral, asociadas al envejecimiento de la población y a menores tasas de natalidad. También incide el menor crecimiento de la productividad del trabajo y del capital. Consecuencia de los anteriores factores, se reduce el crecimiento de la inversión, porque al contar con menos mano de obra se requiere menos capital y, adicionalmente, la demanda agregada no tiene la dinámica necesaria para incentivarla.

Pese a que los debates sobre el ES han involucrado a los más connotados economistas del planeta, en América Latina, en general, y en Colombia, en particular, poco eco han tenido. Tal vez la relativa indiferencia se sustente en el presunto “desacople” (decoupling) entre la dinámica de crecimiento de las economías emergentes y la de las economías desarrolladas, a partir de la pasada crisis mundial.

Tradicionalmente se aceptaba que la dinámica de las economías en desarrollo estaba “acoplada” a la de las economías desarrolladas. Esto se expresaba coloquialmente enunciando que “cuando Estados Unidos estornudaba, el mundo se resfriaba”.

Pero la crisis mundial no solo se originó en las economías desarrolladas, sino que las golpeó más fuerte. Entre tanto, el mundo en desarrollo adoptó políticas contracíclicas que le permitieron amortiguar el impacto; esta resistencia a los choques exógenos se conoce como resiliencia de las economías.

Consecuencia de la resiliencia es que en los años siguientes a la crisis mundial, mientras las economías desarrolladas se estancaron, las economías emergentes se convirtieron en el principal motor de la economía mundial. A ello contribuyeron especialmente los llamados BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica. Esta situación de alto crecimiento de las emergentes y estancamiento del mundo desarrollado fortaleció la idea del “desacople”.

La pregunta que surge es si ha ocurrido algo para que el ES, que se veía como un problema de economías desarrolladas, ahora sí pueda despertar algún interés entre los analistas de América Latina y de Colombia.

Lo que ha ocurrido es evidente: la región se está desacelerando de forma muy rápida. Brasil, el único país latinoamericano miembro de los BRICS, prácticamente no ha crecido en los dos últimos años y para el presente se proyecta una tasa negativa. Chile, la estrella de la región en las últimas décadas, crece a menos de la mitad de su anterior tasa de crecimiento. Argentina y Venezuela, en términos de Panagariya, se podrían calificar como casos de “desastres de crecimiento económico”. Incluso las economías de Perú y Colombia, que se mostraron como las más sólidas, han visto continuas revisiones a la baja de sus proyecciones para 2015 y 2016. Las cifras de la Cepal lo dicen todo: la economía latinoamericana creció 1.2% en 2014 y apenas se proyecta en 1.0% para 2015.

Como lo destaca un estudio reciente del FMI, el menor ritmo de crecimiento de América Latina está asociado con la reducción de las tasas de participación laboral, el envejecimiento de la población, y la baja productividad del capital y de la mano de obra.

Pero, como lo señala el FMI, hay decisiones de política que se pueden adoptar para aumentar el nivel del PIB potencial y mejorar la productividad laboral y del capital. Ellas incluyen la mejora en la calidad y en la cobertura de la educación, el desarrollo de obras de infraestructura, crecer el gasto en investigación y desarrollo para impulsar la innovación, e incentivar la participación femenina en la oferta laboral, entre otras.

Lo esencial es adquirir conciencia de la magnitud del problema que representa el ES y aprovechar los amplios debates que se han dado desde finales de 2013, para conocer metodologías, identificar causas y reorientar las políticas. Magnifico si Colombia ha escapado a ese fenómeno; pero si no, mejor actuar pronto aprovechando que se están implementando varias de las políticas recomendadas.

No es solo Transmilenio

viernes, 17 de abril de 2015
Publicado en Portafolio el 17 de abril de 2015

Fracasaron las puertas “anticolados” del Transmilenio. Así calificaron los medios ese experimento, que suscita la atención como parte de la problemática del sistema de transporte masivo.

Es razonable el interés que despiertan los crecientes problemas de Transmilenio, pero no hay que verlos aislados de lo que ocurre en la ciudad: acelerada informalidad, incumplimiento de las frecuencias de las rutas, “raponazos” de celulares, atracos cada vez más frecuentes, intolerancia que ha ocasionado muertos y heridos, miles de colados aplicando la ley del atajo, incapacidad institucional para unificar el sistema de las tarjetas, etcétera.

Por eso es ingenuo pretender que el problema de los colados se va a terminar cambiando las puertas. Es una medida necesaria, sin duda, pero la solución no es convertir las estaciones en cajas fuertes ni ponerles alambrados de púas para evitar esta práctica.

Hay que pensar que los colados, con cifras que oscilan entre los 25 mil y los 70 mil diarios, según la fuente –lo cual indica que las autoridades locales ni siquiera tienen una medición precisa del problema–, tienen una explicación de fondo. Quizás, algunos lo hacen por necesidad, porque $1.700 es un costo elevado que no pueden asumir, pero la inmensa mayoría lo hace por un efecto rebaño: “Si los demás lo hacen y no pasa nada, ¿por qué no lo hago yo?”.

Ese efecto se fundamenta en la pérdida de valores cívicos propiciados por la ausencia de autoridad que haga valer las normas. Es un caso típico de la teoría de las ventanas rotas, cuya idea central exponen Willson y Kelling en los siguientes términos:

“Los psicólogos sociales y la policía tienden a coincidir en que si una ventana en un edificio se rompe y se deja sin reparar, todo el resto de las ventanas pronto estarán rotas. Esto es válido tanto para los barrios prósperos como para los decadentes. Las ventanas rotas a gran escala no ocurren necesariamente porque algunas zonas están habitadas por rompedores de ventanas, y otras por amantes de las ventanas; más bien, una ventana rota no reparada es una señal de que a nadie le importa, y, por lo tanto, romper más ventanas no cuesta nada”.

A partir de un hecho tan simple, empieza una secuencia de comportamientos de indiferencia, imitación, agresividad, vandalismo, violencia y otros delitos. Los ciudadanos terminan cediéndole espacios de forma pasiva a los “rompe vidrios”, o se contagian y engrosan las filas de “rompe vidrios”.

En ese contexto, cabe preguntarse si la decisión de las puertas “anticolados” hace parte de una estrategia más amplia o es una medida aislada; si como complemento hay decisiones sobre erradicación de la informalidad en las estaciones y en los buses; si están en marcha agresivas estrategias de lucha contra la delincuencia; si van a desarrollar campañas intensivas para la recuperación de los valores cívicos; y si todas las anteriores son parte de una política para la ciudad o solo para Transmilenio.

Las políticas del exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, basadas en la teoría de las ventanas rotas, ilustran la importancia de adoptar medidas coherentes, a gran escala y orientadas a fortalecer los valores cívicos para hacer vivible la ciudad. No hacerlo es claudicar al derecho a una mejor calidad de vida.

La industria aseguradora en el mundo y en Colombia 2014-2015

viernes, 10 de abril de 2015
Publicado en Revista Fasecolda No. 159, marzo de 2015

En 2014 la industria aseguradora mundial se resintió por el débil crecimiento económico y por la incertidumbre que ha imperado en los años recientes. Para 2015 se prevén tiempos mejores.

En el caso de Colombia, la industria aseguradora ha registrado un notable desempeño, interrumpido el año anterior por el efecto estadístico de una cuantiosa conmutación pensional de 2013; pero descontado este hecho atípico, el sector siguió creciendo. El 2015 luce con buenas posibilidades de crecimiento a pesar de la desaceleración de la actividad económica general.

Seguros en el mundo

La debilidad de la economía mundial repercutió en muy bajas tasas de interés en las economías desarrolladas y en varias emergentes. Esta combinación impacta negativamente al sector de seguros; por un lado, el menor dinamismo del PIB reduce la demanda y, por otro, las bajas tasas de interés afectan la valoración y la rentabilidad de los portafolios, especialmente en las empresas de seguros de vida, en razón a la mayor duración de sus pasivos.

De acuerdo con las estimaciones preliminares de Swiss Re (2014), los seguros generales crecieron en 2014 menos que en los dos años anteriores; se estima que la variación de las primas reales fue 2.5%, frente a 3.0% en 2012 y 3.1% en 2013.

A ese resultado contribuyen tanto las economías desarrolladas como las emergentes. Las primeras pasaron de crecer 1.9% a 1.7% entre 2013 y 2014, y las segundas de 8.2% a 5.5%, respectivamente.

El resultado de las economías desarrolladas refleja el débil crecimiento de Estados Unidos, Canadá, Japón y Australia durante buena parte del año y el estado de postración de las economías del sur de Europa, especialmente Italia. En el caso de las economías emergentes también la desaceleración de las economías contribuyó al menor crecimiento de las primas reales.

Contrario a lo ocurrido con los seguros generales, los de vida registraron un importante repunte en 2014, con un crecimiento de las primas reales del 4.8%. En 2013 habían caído en -0.5% y en 2012 habían crecido 2.6%. El crecimiento mencionado refleja la sólida recuperación de este segmento en las economías desarrolladas (3.9%) y en las emergentes (9.1%).

Con relación a los portafolios, de acuerdo con The International Association of Insurance Supervisors (2014; p. 12 y 14), su rentabilidad vienen disminuyendo, en concordancia con las bajas tasas de interés. “En 2013, el rendimiento promedio de las inversiones de una muestra de 20 aseguradoras globales de no vida fue del 3.6%, frente al 3.7% en 2012, y a un promedio de 4,1% en los años 2000-13… Los rendimientos de inversión promedio de 30 aseguradoras mundiales de vida estaban en 3%, inferiores al 3.8% de 2012”. Aun cuando todavía no hay datos agregados de 2014, es evidente que se mantuvo baja la rentabilidad.

Para el presente año el FMI (2015) proyecta una recuperación de la economía mundial (3.5%), con Estados Unidos como el principal motor del crecimiento (3.6%). Se espera también que la implementación de la flexibilización cuantitativa de la política monetaria del Banco Central Europeo repercuta en la recuperación de las economías de la Zona Euro. No obstante, las tasas de interés se mantendrán bajas tanto en esta región como en Japón y en Estados Unidos, lo cual seguirá planteando retos en la administración de los portafolios de las aseguradoras.

En seguros generales Swiss Re proyecta para el 2015 un crecimiento mundial de las primas reales del 2.8%, ligeramente superior al de 2014; esto será el resultado del debilitamiento de las economías desarrolladas (1.4%) y la consolidación del crecimiento de las economías emergentes (8.1%). Para las primas reales de seguros de vida proyecta un aumento global de 4.3%, con un crecimiento del 3.0% en las economías avanzadas y del 10.4% en las emergentes.

Seguros en Colombia 2014

El monto total de primas emitidas por la industria aseguradora en 2014 ascendió a $19 billones, con un crecimiento nominal del 0.96% anual. Esa cifra, modesta en apariencia, se debe evaluar teniendo en cuenta el efecto estadístico de una conmutación pensional realizada en 2013 con una empresa grande; este es un hecho único que no se repite periódicamente y, por lo tanto, distorsiona el análisis de la industria.

Al descontar las conmutaciones pensionales, para efectos puramente analíticos, el crecimiento nominal de las primas fue 8.9% anual, tasa ligeramente menor a la del año anterior (9.4%). De igual forma, en términos reales la variación, que sería negativa (-2.6%) sin descontar la conmutación pensional, es positiva (5.0%) al descontarla.

A la variación de 8.9% contribuyeron con un 43.7% los seguros de daños, seguidos por los de personas con un aporte del 37.0% y los de seguridad social con el 19.3%. Clasificando los ramos por su carácter de obligatorios y no obligatorios, el 67.3% del crecimiento es explicado por estos últimos y el restante 32.7% por los primeros.

Desde el punto de vista del origen del capital de las empresas aseguradoras, el 55% de las primas fue emitido en 2014 por las de capital nacional y el 45% por las de capital extranjero (gráfico 1).


Los resultados de 2014 sin la conmutación pensional permiten observar que la industria aseguradora sigue aumentando su presencia en la economía del país, como lo evidencia la tendencia ascendente del indicador de penetración. Los cálculos de Fasecolda indican que las primas pasaron de representar el 2.47% del PIB en 2013 al 2.53% en 2014 (gráfico 2).


La mayor profundización del sector asegurador también se comprueba mediante el indicador de densidad; sin embargo, por efecto de la acelerada depreciación del peso durante el segundo semestre de 2014, el indicador en dólares registra una variación marginal. Como se observa en el gráfico 3, las primas per cápita expresadas en pesos aumentaron de $371 mil a $399 mil entre 2013 y 2014, con una variación del 7.6% anual. Pero en dólares apenas aumentan de US$198 a US$199 por persona (gráfico 4).



Colombia 2015: luces y sombras

Para el caso de Colombia, aun cuando las proyecciones de crecimiento de la economía fueron revisadas a la baja, hay elementos que permiten prever un efecto moderado sobre el sector asegurador.

El alto crecimiento de la economía en los años recientes se reflejó en reducción de las tasas de pobreza, incremento del ingreso per cápita y aumento de las clases medias; estos son factores correlacionados con una mayor demanda de seguros. La desaceleración de la actividad económica en 2015, si se ubica en el rango de las proyecciones de 3.5% a 4.2%, no debería tener repercusiones profundas ni en esas variables ni en la industria aseguradora. Varios elementos permiten mantener un moderado optimismo.

  • El empleo mantiene su tendencia creciente, especialmente en el segmento formal. En el trimestre octubre-diciembre de 2014, mientras los empleos formales (por aportes a pensiones) crecieron el 8.8% anual, los informales se redujeron en -0.7%; son 617 mil empleos formales nuevos en el último año que repercuten en la demanda de seguros.
  • La desaceleración de la economía se origina en un choque externo, por lo que la respuesta esperada de política económica es el fortalecimiento de la demanda interna. En tal sentido, la continuidad del programa de vivienda es vital para moderar el impacto de ese choque.
El gobierno anunció la asignación de $10 billones que serán distribuidos en tres programas: “Viviendas 100% Subsidiadas” para las familias más pobres (cerca de 100 mil unidades), “Casa Ahorro” para familias con ingresos entre uno y dos salarios mínimos (86 mil unidades con subsidio hasta de $19 millones y subsidio a la tasa de interés) y “Mi Casa Ya” para clase media (100 mil cupos de subsidio hasta del 60% de la cuota inicial y 30% de las cuotas mensuales). La dinamización de la construcción de vivienda genera empleos directos e indirectos e impacta la cartera de créditos de los bancos y la producción de alrededor de 30 sectores de la industria, por lo que sus efectos sobre la demanda agregada, en general, y sobre la demanda de seguros, en particular, son importantes.

  • El desarrollo del programa de autopistas de cuarta generación también contribuirá al fortalecimiento de la demanda interna, además de las repercusiones que tendrá en la competitividad del país. En la primera ola ya fueron adjudicados 10 proyectos y se espera adjudicar hacia mediados del año otros nueve de la segunda ola; ellos sumados a los seis proyectos de iniciativa privada sumarán inversiones por $44.7 billones; todos estos proyectos ya están generando un efecto sobre la industria aseguradora y los ampliarán a medida que entren en la fase de ejecución.
  • Una decisión reciente del Gobierno, de interés de la industria aseguradora, fue la expedición del Decreto 036 el 14 de enero de 2015, mediante el cual se mitiga el riesgo del componente político del incremento del salario mínimo sobre el sistema pensional colombiano. Con esta decisión de podrá desarrollar el mercado de rentas vitalicias, lo que contribuirá a moderar el impacto del choque externo en el sector asegurador.
Pese a que estos factores fortalecen las expectativas de un buen desempeño de la industria aseguradora en 2015, no se pueden perder de vista algunos elementos que generan incertidumbre. Entre ellos cabe destacar el efecto de la depreciación del peso en la demanda de automóviles, el recorte del gasto público por $6 billones y el potencial aumento de la volatilidad de los mercados financieros por el incremento de la tasa de interés en Estados Unidos.

Por ahora todo apunta al predominio de las luces sobre las sombras, lo cual va en línea con las proyecciones de Fitch Ratings (2015), que estima un crecimiento de las primas entre 8% y 10% nominal en 2015.

Bibliografía

Fitch Ratings (2015) “Perspectivas 2015: Sector Asegurador Colombiano”. Informe de Perspectiva. Enero. Recuperado el 2 de marzo de 2015 de: http://www.fitchratings.com.co/ArchivosHTML/RepEsp_7295.pdf

Fondo Monetario Internacional (2015). “Perspectivas de la economía mundial. Actualización de las proyecciones centrales”. Washington, 20 de enero. Recuperado el 21 de enero de 2015 de: http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/weo/2015/update/01/pdf/0115s.pdf

International Association of Insurance Supervisors (2014). “IAIS Global Insurance Market Report (GIMAR) 2014”. Basel, December. Recuperado el 27 de febrero de 2015 de: http://iaisweb.org/index.cfm?event=showPage&nodeId=25308

Swiss Re (2014). “Global Insurance Review 2014 and Outlook 2015/16”. Swiss Re Ltd. Zurich, November. Recuperado el 25 de febrero de 2015 de: http://media.swissre.com/documents/Global_insurance_review_2014_and_outlook_2015_16.pdf