Consejos para la inmovilidad urbana

viernes, 20 de febrero de 2015
Publicado en Portafolio, 20 de febrero de 2015

La experiencia bogotana en materia de inmovilidad es útil para los burgomaestres de otras urbes del país y del mundo que aspiren a clasificarse entre los mejores alcaldes del planeta. Los siguientes son algunos consejos que les pueden orientar sobre cómo generar colapsos y atascos monumentales en sus ciudades.

No construya vías. En una ciudad con un parque automotor que crece entre 100 y 150 mil vehículos anuales, y pocos se chatarrizan, hay que minimizar el crecimiento de las vías nuevas.

Reduzca vías. Con el argumento de defensa de las mayorías, es genial la idea de “peatonalizar” vías importantes. Además sirve para aumentar la popularidad en ciertos estratos, pues, casi que automáticamente, los espacios que antes ocupaban los automóviles son llenados por la informalidad (favor ilustrarse dándose un “septimazo”).

Reducir al mínimo el mantenimiento vial. Esto genera un flujo vehicular más lento, deterioro acelerado de los vehículos y mayor demanda de reparaciones (en talleres con montones de trabajadores informales); también se alimenta el mercado informal e incluso ilegal de repuestos. Un magnífico ejemplo, entre los muchos que abundan en la ciudad, es la calle 19 entre la Caracas y la tercera.

No hay que tapar los huecos, basta con pintar los bordes de un lindo color amarillo, que da un toque exótico a la ciudad. En su defecto, usar las controvertidas máquinas tapahuecos, pues dejan tantas irregularidades en el pavimento, que dan a la ciudad un aire europeo por la similitud con el “pavé” francés.

No sincronice los semáforos; así, aun cuando una vía esté relativamente despejada, los conductores no podrán avanzar más de dos cuadras sin tener que parar.

Invente “embudos”, disminuyendo el número de carriles. Abundan en la ciudad. Un ejemplo: Las carreras séptima y décima entre las calles 26 y 32; estas dos importantes vías confluyen hasta tener cinco carriles a la altura de la 27; pero desde la 30 se vuelve de solo dos carriles hacia el norte.

Ponga semáforos peatonales debajo de los puentes peatonales. Un excelente ejemplo es la Avenida Circunvalar frente a la Universidad Distrital. Cumple la magnífica labor de frenar el tráfico en las horas pico, crear trancones y permitir a los ladrones romper los vidrios de los carros o atracar a los pasajeros con mayor facilidad.

Hágase el de la vista gorda con los vehículos de carga, los transportadores de valores y los automóviles que se parquean en vías principales, en especial si lo hacen sobre el carril izquierdo. Así se generan embudos flotantes, pues las vías de tres carriles, como la carrera 13 o la 15, con frecuencia se ven reducidos a uno.

No hay que molestar a los conductores de vehículos varados que se toman la vía pública como taller de mecánica.

No se debe importunar a los escoltas de los personajes de la vida pública que hacen peligrosas piruetas con sus motocicletas para llegar al siguiente semáforo y arbitrariamente bloquear la circulación hasta que su protegido cruza.

Lamentablemente el espacio no permite recopilar más consejos. Pero los invito a que vengan a la capital; en cuestión de horas aprenderán múltiples acciones (¿o inacciones?) para inmovilizar su ciudad. La gran ventaja de Bogotá es que lleva tres administraciones con la misma hoja de ruta.

A diversificar

martes, 10 de febrero de 2015
Publicado en la revista MisiónPyme No. 82, febrero de 2015

Como era de esperarse, con la terminación del superciclo alcista de los precios internacionales de los bienes básicos resurge el debate sobre diversificación de la oferta exportable de Colombia.

Ante el alto peso de los minero- energéticos (71% del total exportado en octubre de 2012), algunos analistas concluyen que la política de diversificación de exportaciones fracasó. Aunque el país sigue siendo una economía cerrada, no por eso hay que desconocer los avances en las políticas ni fortalecer la tendencia pesimista que a veces contagia los análisis.

Lo mejor es acudir a las frías cifras y a las comparaciones internacionales para tener un balance objetivo de partida. Así se pueden evaluar mejor los instrumentos, detectar las fallas y adoptar los correctivos necesarios. 

Oferta exportable

Una mirada de largo plazo indica que Colombia avanzó en la diversificación de la oferta exportable. Esto lo demuestra la nueva base de datos del FMI (Export Diversification and Quality Databases), que construyó índices de Theil de 187 países para el periodo 1962-2010.

El Índice de Diversificación de Exportaciones (IDE) del país tiene una tendencia descendente en el periodo de análisis, lo que indica mejoras en la diversificación. En 1962 el IDE de Colombia (5.3) era mayor a la media mundial (4.1) y a la de las economías emergentes (4.6); pero entre 1990 y 2010 se ubicó por debajo de esos dos grupos.

La construcción de un índice de evolución del IDE permite observar que Colombia es uno de los países del mundo con mayor avance entre los 139 que tienen información completa del periodo 1962-2010. En 2010 ocupa el puesto 32 entre ellos y el cuarto en América Latina, después de Guatemala, El Salvador y Brasil. Esto significa que el desempeño en diversificación es mejor que el del resto de la región.

El IDE, además, evidencia avances tanto en el margen extensivo (nuevos productos y mercados) como en el margen intensivo (mejor distribución entre los productos y mercados existentes). En particular en este último, Colombia se ubica en el puesto 15 entre los países del mundo con mayor avance.


Pero a diferencia de los progresos en diversificación, el índice de calidad de las exportaciones del FMI muestra que Colombia no ha tenido un buen desempeño y, por el contrario, refleja una tendencia al deterioro para el total exportado. Según los análisis del FMI, este aspecto limita la diversificación exportadora, impide un mayor efecto del comercio internacional en el crecimiento y limita las posibilidades de competir en mercados más sofisticados.

Los no minero-energéticos

La base del FMI es importante porque muestra que las exportaciones totales de Colombia sí han tendido a la diversificación en el largo plazo, aun cuando los productos básicos, en especial los minero-energéticos, tienen una elevada participación.

El análisis debe complementarse examinando lo ocurrido con las exportaciones no minero-energéticas durante los años recientes:

  • El total exportado registró una tendencia creciente entre 1991 y 2008, cuando alcanzó un máximo de US$18 mil millones. Luego cayó por la crisis mundial y el cierre del mercado venezolano. 
  • Las exportaciones al resto del mundo se recuperaron y superaron el nivel pre-crisis, pero las de Venezuela siguen deprimidas.
  • El problema con Venezuela no está relacionado con la competitividad de las empresas colombianas, sino con la decisión política adoptada por el régimen de Chávez de cerrar el mercado a Colombia. Luego se sumaron la pérdida de reservas internacionales de ese país y la creciente desconfianza de los empresarios sobre el pago de sus exportaciones.
  • La diversificación de las exportaciones no minero-energéticas ha mejorado. Según la Oficina de Estudios Económicos del MinCIT, su IHH bajó de 426 en 2011 a 304 en 2013.
Los retos 

Recientemente la Ministra de Comercio, Industria y Turismo planteó una meta para las exportaciones no minero-energéticas de US$30 mil millones en 2018. Esto implica un aumento promedio de US$3.400 millones anuales, lo que no tiene antecedentes en la historia comercial del país.

En apariencia es una meta difícil, pero no imposible. Para alcanzarla hay que cosechar la siembra de los años anteriores.

Esto significa que es hora de evaluar, por ejemplo, cuáles han sido los logros efectivos del Programa de Transformación Productiva y cuántos de los 20 sectores y cadenas productivas registraron cambios significativos para crecer sus exportaciones de forma exponencial ahora que hay una tasa de cambio más favorable.

Aunque falta camino por recorrer, el país cuenta hoy con mejores carreteras, se eliminaron diversas trabas regulatorias al desarrollo de algunos sectores y, en general, mejoró el clima para los negocios al punto que en el Doing Business 2015 Colombia es la primera economía de la región y la número 34 en el mundo. Además, se han suprimido las barreras de acceso de muchos productos a los mercados de los principales socios comerciales.

La economía cerrada de Colombia está dando pasos en firme hacia una economía abierta con la entrada en vigencia de los TLC. Ahora los empresarios tienen menos margen de maniobra para gestionar barreras no arancelarias y han tenido el tiempo suficiente y las opciones para financiar aumentos de productividad.

No tiene sentido seguir argumentando que el país no está preparado y que hay que esperar a tener la infraestructura perfecta, el capital humano ideal y la mejor competitividad del mundo para poder abrir la economía. Ese discurso lleva más de 60 años y no ha dado frutos.

Los retos están en acelerar el paso en la diversificación productiva y exportadora. Es importante fortalecer la entrada de nuevos productos y mejorar la calidad de las exportaciones. También lo es el seguir cerrando las brechas de productividad y aprovechar el acceso preferencial que brindan los TLC