La ola Covid-Paro nacional

viernes, 18 de junio de 2021

 

Publicado en Portafolio el viernes 18 de junio de 2021 

A la actual ola del coronavirus la deberíamos llamar “Covid-Paro nacional” en honor a la irresponsabilidad de los que han propiciado las aglomeraciones, el vandalismo y el saqueo, que, además de los graves daños a la economía y a la población más vulnerable, están dejando una peligrosa secuela en materia de salud pública.

Las cifras son contundentes. Entre el 28 de abril y el 10 de junio el número de casos nuevos diarios pasó de 388 a 622 por millón de habitantes. Entre las mismas fechas, el número de muertes diarias aumentó de 9,6 a 12,8 por millón de habitantes. Esos datos nos ubican entre los países con los peores indicadores de la pandemia el 10 de junio, solo superados por Uruguay en el caso de contagios, y por Perú, Uruguay, Argentina y Paraguay en el de muertes.

La protesta es un derecho y, sin duda, hay razones para hacerla. Pero ese derecho exige responsabilidades, que adquieren un carácter ético cuando el país se encuentra en el pico de una pandemia.

Los que fungen como líderes del paro deberían responder a la sociedad las preguntas básicas. ¿Dónde están en las marchas personas encargadas de velar por el uso de tapabocas y de mantener la distancia recomendada por los protocolos? ¿Han pensado en el impacto sanitario del contagio entre quienes marchan y la contaminación exponencial de sus familias y amistades? ¿Han reflexionado sobre los costos emocionales, económicos y sociales del aumento en el número de muertes por los casos de covid-19 que están generando? ¿Han considerado que sus acciones tienen al borde del colapso la infraestructura de salud y que ello puede acarrear muchas muertes que se hubieran podido evitar? ¿Los docentes que están involucrados en el paro sí habrán cavilado sobre la inconsecuencia de sus actos al negarse a volver a las clases presenciales, usando como pretexto el riesgo de contagios, al tiempo que contribuyen al agravamiento de la pandemia, especialmente entre los jóvenes, con las aglomeraciones en que participan y fomentan?

Así como no asumen responsabilidad por los enormes daños que están ocasionando en la producción, la infraestructura, la movilidad, la inflación y el empleo, menos estarán dispuestos a aceptar las funestas consecuencias del incremento en contagios y mortalidad. Deberían recordar cada día lo que el filósofo chileno Daniel Loewe afirma en su libro “Ética y coronavirus”: “lo problemático de que usted se contagie no es que se enferme, sino que al contagiarse se transforma en una amenaza para los otros: los puede contagiar y así dañarlos… Usted está incrementando directa (mediante el contagio) e indirectamente (mediante su aporte al colapso del sistema de atención de salud) la probabilidad estadística de morir de cada uno de los miembros de la sociedad y de los habitantes del mundo”.