Imprecisiones sobre el TLC

miércoles, 30 de diciembre de 2009
Publicado en el diario La República el 20 de diciembre de 2007


La última edición de UN Periódico contiene un artículo con numerosas imprecisiones sobre el TLC. Puesto que los lectores tienen el derecho a una información precisa y rigurosa, es importante aclarar varios puntos.

Imprecisión 1: La lectura del artículo deja al lector sin saber si finalmente el TLC se firmó o no. Sostiene que el TLC se firmó en la madrugada del 28 de febrero de 2006; también señala que Hillary Clinton y Barack Obama no firmarán el TLC si son elegidos para la Presidencia de Estados Unidos.

Ninguna de esas afirmaciones es cierta: el TLC se firmó el 22 de noviembre de 2006 y el protocolo modificatorio el 28 de junio de 2007. El autor confunde el cierre de la negociación con la firma y es obvio que el futuro Presidente no firmará el tratado pues ya lo firmó el gobierno Bush.

Imprecisión 2: Señala el autor que el TLC con Estados Unidos no aparecía en el plan de desarrollo “Hacia un Estado Comunitario”.

No tiene fundamento, pues en la página 66 del Plan se afirma: “El Gobierno Nacional se propone fortalecer los canales de interlocución con los Estados Unidos a fin de incrementar las relaciones comerciales… y apoyar una eventual negociación bilateral de libre comercio”. Además, el Plan fue aprobado mediante la Ley 812, sancionada el 26 de junio de 2003, es decir, casi un año antes de la primera ronda de la negociación.

Imprecisión 3: Afirma el autor que el texto firmado “contenía más de medio centenar de textos adversos al interés de Colombia” y que en una infructuosa discusión sobre ellos se gastaron más de 10 meses.

¿Qué contenido tienen esos textos adversos? Ni uno solo menciona el autor. ¿Por qué? Tampoco lo indica. Total, no hay ningún fundamento para sustentar esa afirmación. Usualmente el cierre de una negociación y la firma no son hechos simultáneos; una negociación se puede cerrar quedando algunos aspectos puntuales pendientes de finalizar sin acudir a los mecanismos tradicionales de rondas. En el caso del Triángulo Norte, por ejemplo, la negociación cerró en marzo de 2007, pero la firma del TLC apenas ocurrió en agosto.

Imprecisión 4: Sobre las patentes señala el artículo que el Protocolo Modificatorio “estipula la protección de datos de prueba” y no amplía el plazo de las patentes por demoras en el registro.

La protección de datos de prueba está prevista en los ADPIC y en Colombia se aplica desde 2002; el protocolo modifica la temporalidad prevista en el TLC de “mínimo” a “normalmente” de cinco años y específicamente para productos farmacéuticos. Con relación a la compensación por demoras injustificadas en el registro de patentes, queda optativa para el gobierno pero sólo en el caso de productos farmacéuticos.

Imprecisión 5: Colombia “no ha recibido un trato preferencial, pues el TLC negociado con Colombia se ciñó al texto de los tratados firmados con Perú y Chile”.

Esta es la trillada crítica del formato Minerva. Es evidente que los contratos, como lo son los TLC, tienen múltiples factores en común, que permiten su estandarización. Difícilmente podría operar el comercio si cada tratado tuviera disciplinas que sólo aplican a él y no se pudieran repetir en otros. Pero esa estandarización deja espacios para las particularidades de cada país; por ejemplo, el tratamiento a la importación de bienes usados en Colombia difiere de otros tratados.

Quedan por fuera de este comentario otras imprecisiones, porque la dictadura del espacio se impone. También quedan interrogantes: ¿Cuál es la causa de las imprecisiones? ¿Fallas en la difusión del TLC? ¿Los afanes que se imponen al rigor?

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