Muy formal

miércoles, 30 de diciembre de 2009
Publicado en Ámbito Jurídico el 1 de diciembre de 2008


La informalidad de las empresas y del mercado laboral es un lastre para la competitividad. Aun cuando es un fenómeno que existe en todas las economías, registra niveles particularmente altos en los países subdesarrollados.

Pese a que el tema es motivo de preocupación tanto nacional como internacional, en el país no hay mucha información cuantitativa y la disponible tiene limitaciones.

La informalidad se observa en las empresas que funcionan sin licencia, eluden sus responsabilidades tributarias y no tienen una contabilidad organizada. El reciente informe del Consejo Privado de Competitividad “Ruta a la prosperidad colectiva”, señala que en Colombia el 57% de las empresas de más de cinco empleados compite con empresas informales.

Según el Dane, la tasa de informalidad laboral, que estuvo en niveles del 52% a comienzos de los años noventa, subió hasta cerca del 62% con la crisis de finales de esa década. Aun cuando descendió un poco con la reactivación de la economía y los altos niveles de crecimiento recientes, los datos de 2008 indican que los trabajadores informales se mantienen en niveles del 57% de la fuerza laboral.

Cabe aclarar que la definición del Dane –consistente con las recomendaciones del Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe de 1978–, incluye entre los informales a los trabajadores por cuenta propia y a los vinculados a empresas de menos de 10 trabajadores, lo que indicaría que todas las microempresas están en ese segmento.

Por décadas, ese concepto ha sido fuente de debates en los foros internacionales; de ahí surgió una definición más precisa, pero aún no ha sido incorporada en las mediciones en Colombia. Según la OIT “Se considera que los asalariados tienen un empleo informal si su relación de trabajo, de derecho o de hecho, no está sujeta a la legislación laboral nacional, al impuesto sobre la renta, a la protección social o a determinadas prestaciones relacionadas con el empleo (preaviso al despido, indemnización por despido, vacaciones anuales pagadas o licencia pagada por enfermedad, etc.)”.

Aún con las restricciones en la medición, los datos disponibles permiten corroborar la incidencia negativa de la informalidad en la productividad y competitividad de las economías. Un estudio de la CAF muestra que la productividad laboral de América Latina y de Colombia se rezagó desde mediados de la década del sesenta con relación a otras economías tanto desarrolladas como subdesarrolladas.

Los cálculos de la firma McKinsey indican que la productividad laboral en Colombia es el 20% de la de los trabajadores de Estados Unidos. En ese resultado tiene un peso significativo la economía informal, pues su productividad es apenas del 6% mientras que la del sector formal es del 40%.

Según la misma firma, si lográramos reducir el tamaño del sector informal de la economía colombiana al nivel que tiene Chile, que es del 30%, podríamos aumentar la productividad laboral media de Colombia a más de 50% de la de Estados Unidos.

Los datos anteriores muestran por qué en el diseño e implementación de las políticas de competitividad es importante incluir acciones específicas que ataquen la informalidad en todas sus manifestaciones.

El Documento Conpes 3527 de junio de 2008 establece la formalización laboral y empresarial como uno de los cinco pilares de la estrategia de competitividad del país y define planes de acción para orientar el trabajo de las entidades públicas responsables del tema.

Los planes de acción contienen un conjunto de herramientas que será utilizado bajo el liderazgo del Ministerio de la Protección Social para mejorar la formalización laboral. En este campo se espera implementar un nuevo concepto de informalidad laboral y mejorar la medición estadística, fortalecer el cumplimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores y reducir la evasión y la elusión de los pagos de seguridad social y los aportes parafiscales, entre otras.

La formalización empresarial será liderada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Entre las iniciativas a desarrollar cabe destacar las rutas para la formalidad; la mejora en el ranking del Doing Business; la creación de un régimen de simplificación tributaria para las mipymes; adelantar campañas de información para los empresarios; y diseñar medidas de control a la informalidad mediante el cruce de información entre entidades.

Las rutas para la formalidad son un programa que se realizará en asocio con las cámaras de comercio y la academia, con el objetivo de concientizar a los empresarios sobre las ventajas de la formalización. La Cámara de Comercio de Cali viene adelantando con éxito un piloto orientado a asesorar a las empresas en su tránsito de la informalidad a la formalidad y a consolidar a las ya formales; ahora será replicado a otras regiones del país.

La mejora en el Doing Business se relaciona con modificaciones de la regulación gubernamental para hacer más adecuado el entorno para los negocios. Algunos diagnósticos de la informalidad apuntan al exceso de regulaciones como una de las causas generadoras; por esto es importante la simplificación de trámites y la reducción de sus costos, como complemento a las campañas de concientización.


Hay compromiso del Gobierno, del sector privado y de la academia; la formalización laboral y empresarial es uno de los pilares de la política de competitividad; hay una articulación fuerte entre los diferentes componentes de esa política; y se cuenta con herramientas específicas para atacar la informalidad. Si logramos el objetivo, tendremos el escenario propicio para lograr un crecimiento más elevado y mejorar las condiciones del empleo en el país.

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