Colombia turística

miércoles, 30 de diciembre de 2009
Publicado en el diario La República el 14 de marzo de 2008


Es una verdad de a puño que Colombia tiene vocación turística. Por esta razón en la construcción de la agenda interna regional todos los departamentos lo incluyeron como un sector con potencial de desarrollo en diversas especialidades, tales como mar y playa, aventura, cultural e histórico, ecológico, y negocios, entre otras.

Lo que pocos saben es que es un sector con enorme impacto económico, pero difícil de cuantificar. Entre los sectores que generan el PIB no aparece uno que se llame “turismo”. Ello ocurre porque el turismo es el consumo que los viajeros hacen de un conjunto de bienes y servicios producidos por diversos sectores. Un turista además de alojarse en un hotel y alimentarse en restaurantes, usa transporte aéreo, se moviliza en taxis, compra artesanías, visita museos, va a teatro, adquiere bienes en los centros comerciales, etcétera.

Otro aspecto poco conocido es que el sector tiene lo que los economistas denominan “encadenamientos” hacia delante y hacia atrás. El desarrollo de un proyecto turístico demanda actividades del sector de la construcción (hoteles y centros de convenciones) y de todos los sectores vinculados a él; también demanda la provisión de servicios públicos (agua, energía, comunicaciones), infraestructura, servicios de transporte aéreo, fluvial y terrestre, servicios recreativos y mobiliario. Hacia adelante aumenta la demanda de bienes y servicios generales o relacionados con cada especialidad del turismo (alimentos, equipos deportivos y productos para la protección de la piel, por ejemplo). La suma de estos procesos es un impacto económico y social realmente importante.

Por esta razón, diversos organismos nacionales e internacionales vienen desarrollando metodologías de medición del turismo. La Cepal propuso el uso de indicadores básicos a partir de las cuentas nacionales, la balanza de pagos y algunas encuestas. Ellos constituyen una aproximación que permite formarse una idea del peso relativo del sector; su principal limitación es la exclusión (no captura) del turismo interno.

Otra metodología es la de cuentas satélite, liderada por la Organización Mundial de Turismo. Estas vinculan la contabilidad nacional con encuestas específicas que permiten medir la oferta y la demanda de bienes y servicios turísticos, así como la generación de valor agregado y de empleo. Las mediciones preliminares (y no completas) de Colombia indican que el turismo puede contribuir directamente con la generación de alrededor del 2% del PIB.

Las cuentas satélite se han elaborado en pocos países porque requieren información que actualmente no está disponible en la mayoría de economías subdesarrolladas; en un número creciente de ellas apenas se están iniciando los trabajos para recaudar los datos necesarios. En cambio, los indicadores de la Cepal, se han construido para muchos países y, pese a sus limitaciones, permiten comparaciones internacionales. De ellas se deriva que el consumo turístico receptor (proveniente del exterior) representa alrededor del 1% del PIB en Colombia. Esta cifra es muy inferior a la de los países del CARICOM (19% del PIB) que se especializan en turismo de mar y playa y de los centroamericanos (entre 3 y 5% del PIB), que tienen más diversificación.

¿Puede Colombia lograr niveles cercanos a los de las economías centroamericanas? No hay la menor duda. Las cifras disponibles demuestran que los resultados positivos de la política de seguridad democrática han tenido un notable impacto en la reactivación del turismo. Además, el gobierno cuenta con una estrategia orientada a crear las condiciones para el desarrollo acelerado del sector y mejorar su posicionamiento en los mercados internacionales. Este es un reto grande que será posible alcanzar con el concurso de las regiones y del sector privado: así se podrá aprovechar ese gran potencial de generación de valor agregado y empleos.

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