Zonas francas ¿para qué?

miércoles, 13 de enero de 2010
Publicado en el diario La República el 15 de mayo de 2009

La nueva legislación colombiana de zonas francas es exitosa en sus objetivos principales: el incentivo a la inversión nueva, la generación de empleos formales y la transformación productiva.

Mientras que en el régimen aplicado entre 1958 y 2007 se crearon 11 zonas francas en el país, desde la reglamentación de la Ley 1004 de 2005, mediante los decretos 383 y 4051 de 2007, se han aprobado 47, con compromisos de inversión por $11 billones, y están en trámite otras 12, con inversiones por $1.1 billones. Adicionalmente, las aprobadas crearán 42 mil empleos directos y 92 mil indirectos.

¿Pero qué son las zonas francas? ¿Qué tan exóticas son en el mundo? ¿Por qué el gobierno las fomenta? ¿Qué hacen otros países? ¿Cuáles son los beneficios?

La zona franca comprende una porción de territorio en la que se establecen unas reglas tributarias y un régimen aduanero especiales. Para el caso de Colombia, las empresas que se ubican en ellas tienen un impuesto de renta del 15% y un arancel del 0%. La producción que estas empresas ingresan al territorio aduanero nacional debe pagar los aranceles correspondientes a cada producto y los demás impuestos vigentes.

La creciente globalización les ha dado mayor relevancia y su crecimiento se viene acelerando en las décadas recientes. En 1975 las utilizaban 73 países y en 2006 ya lo hacían 130. Se calcula que actualmente hay más de 516 mil empresas ubicadas en ellas, generan 66 millones de empleos y explican más del 50% de las exportaciones en la mayoría de los países.

Estas zonas aduaneras especiales datan de varios siglos. En la publicación del Banco Mundial “Special Economic Zones”, se mencionan como las más antiguas las de Gibraltar (1704), Singapur (1819), Hong Kong (1848), Hamburgo (1888) y Copenhague (1891). Hoy en día las hay en países con diferente nivel de desarrollo, como Estados Unidos, China, Vietnam y El Salvador.

Las zonas francas pueden abarcar toda una región, como Guangzhou en China (218 km2); estar ubicadas en un terreno específico en el que se instalan las empresas que tienen el beneficio; y también pueden ser una sola empresa.

Con la modificación reciente de la legislación colombiana, además de las zonas francas ubicadas en un terreno específico, ahora el país cuenta con las uniempresariales. Se trata de empresas de tamaño grande que deben realizar unos montos de inversión mínimos y generar determinado número de empleos, como condiciones para obtener los beneficios tributarios y arancelarios.

Un aspecto importante es que se trata por lo general de empresas nuevas. No obstante, la legislación prevé el caso de empresas existentes que pueden ubicarse en zonas francas, pero deben cumplir con unos requisitos mayores en inversión y tener un efecto neutro sobre la tributación; esto significa que los impuestos que pague deben ser similares a los que venían tributando.

Algunos analistas creen que el número de zonas francas aprobadas en los dos últimos años en Colombia son excesivas. Evidentemente desconocen que en Estados Unidos hay más de 250 (de las cuales 20 son públicas), en México 109, en Costa Rica 139, en Hungría 160, en China 187 y en Vietnam 185.

Además de los beneficios directos ya mencionados en materia de empleo e inversión, las zonas francas tienen otra serie de impactos potenciales que incluyen la generación de empleos indirectos, la diversificación de las exportaciones, la transferencia de tecnología y el desarrollo regional.

Todas las experiencias internacionales muestran que las zonas francas son un instrumento importante que complementa otras herramientas de inserción en la economía global. Y por eso, se están impulsando en Colombia.

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