A diversificar

martes, 10 de febrero de 2015
Publicado en la revista MisiónPyme No. 82, febrero de 2015

Como era de esperarse, con la terminación del superciclo alcista de los precios internacionales de los bienes básicos resurge el debate sobre diversificación de la oferta exportable de Colombia.

Ante el alto peso de los minero- energéticos (71% del total exportado en octubre de 2012), algunos analistas concluyen que la política de diversificación de exportaciones fracasó. Aunque el país sigue siendo una economía cerrada, no por eso hay que desconocer los avances en las políticas ni fortalecer la tendencia pesimista que a veces contagia los análisis.

Lo mejor es acudir a las frías cifras y a las comparaciones internacionales para tener un balance objetivo de partida. Así se pueden evaluar mejor los instrumentos, detectar las fallas y adoptar los correctivos necesarios. 

Oferta exportable

Una mirada de largo plazo indica que Colombia avanzó en la diversificación de la oferta exportable. Esto lo demuestra la nueva base de datos del FMI (Export Diversification and Quality Databases), que construyó índices de Theil de 187 países para el periodo 1962-2010.

El Índice de Diversificación de Exportaciones (IDE) del país tiene una tendencia descendente en el periodo de análisis, lo que indica mejoras en la diversificación. En 1962 el IDE de Colombia (5.3) era mayor a la media mundial (4.1) y a la de las economías emergentes (4.6); pero entre 1990 y 2010 se ubicó por debajo de esos dos grupos.

La construcción de un índice de evolución del IDE permite observar que Colombia es uno de los países del mundo con mayor avance entre los 139 que tienen información completa del periodo 1962-2010. En 2010 ocupa el puesto 32 entre ellos y el cuarto en América Latina, después de Guatemala, El Salvador y Brasil. Esto significa que el desempeño en diversificación es mejor que el del resto de la región.

El IDE, además, evidencia avances tanto en el margen extensivo (nuevos productos y mercados) como en el margen intensivo (mejor distribución entre los productos y mercados existentes). En particular en este último, Colombia se ubica en el puesto 15 entre los países del mundo con mayor avance.


Pero a diferencia de los progresos en diversificación, el índice de calidad de las exportaciones del FMI muestra que Colombia no ha tenido un buen desempeño y, por el contrario, refleja una tendencia al deterioro para el total exportado. Según los análisis del FMI, este aspecto limita la diversificación exportadora, impide un mayor efecto del comercio internacional en el crecimiento y limita las posibilidades de competir en mercados más sofisticados.

Los no minero-energéticos

La base del FMI es importante porque muestra que las exportaciones totales de Colombia sí han tendido a la diversificación en el largo plazo, aun cuando los productos básicos, en especial los minero-energéticos, tienen una elevada participación.

El análisis debe complementarse examinando lo ocurrido con las exportaciones no minero-energéticas durante los años recientes:

  • El total exportado registró una tendencia creciente entre 1991 y 2008, cuando alcanzó un máximo de US$18 mil millones. Luego cayó por la crisis mundial y el cierre del mercado venezolano. 
  • Las exportaciones al resto del mundo se recuperaron y superaron el nivel pre-crisis, pero las de Venezuela siguen deprimidas.
  • El problema con Venezuela no está relacionado con la competitividad de las empresas colombianas, sino con la decisión política adoptada por el régimen de Chávez de cerrar el mercado a Colombia. Luego se sumaron la pérdida de reservas internacionales de ese país y la creciente desconfianza de los empresarios sobre el pago de sus exportaciones.
  • La diversificación de las exportaciones no minero-energéticas ha mejorado. Según la Oficina de Estudios Económicos del MinCIT, su IHH bajó de 426 en 2011 a 304 en 2013.
Los retos 

Recientemente la Ministra de Comercio, Industria y Turismo planteó una meta para las exportaciones no minero-energéticas de US$30 mil millones en 2018. Esto implica un aumento promedio de US$3.400 millones anuales, lo que no tiene antecedentes en la historia comercial del país.

En apariencia es una meta difícil, pero no imposible. Para alcanzarla hay que cosechar la siembra de los años anteriores.

Esto significa que es hora de evaluar, por ejemplo, cuáles han sido los logros efectivos del Programa de Transformación Productiva y cuántos de los 20 sectores y cadenas productivas registraron cambios significativos para crecer sus exportaciones de forma exponencial ahora que hay una tasa de cambio más favorable.

Aunque falta camino por recorrer, el país cuenta hoy con mejores carreteras, se eliminaron diversas trabas regulatorias al desarrollo de algunos sectores y, en general, mejoró el clima para los negocios al punto que en el Doing Business 2015 Colombia es la primera economía de la región y la número 34 en el mundo. Además, se han suprimido las barreras de acceso de muchos productos a los mercados de los principales socios comerciales.

La economía cerrada de Colombia está dando pasos en firme hacia una economía abierta con la entrada en vigencia de los TLC. Ahora los empresarios tienen menos margen de maniobra para gestionar barreras no arancelarias y han tenido el tiempo suficiente y las opciones para financiar aumentos de productividad.

No tiene sentido seguir argumentando que el país no está preparado y que hay que esperar a tener la infraestructura perfecta, el capital humano ideal y la mejor competitividad del mundo para poder abrir la economía. Ese discurso lleva más de 60 años y no ha dado frutos.

Los retos están en acelerar el paso en la diversificación productiva y exportadora. Es importante fortalecer la entrada de nuevos productos y mejorar la calidad de las exportaciones. También lo es el seguir cerrando las brechas de productividad y aprovechar el acceso preferencial que brindan los TLC

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